Reunión del G7: el mundo tras la pandemia

06/05/2021 — Blog del AR/VP — Esta semana he participado en Londres en los dos días de reuniones de los ministros de Asuntos Exteriores de los países del G7 y de la región del Indo-Pacífico. Hemos abordado en profundidad las principales cuestiones geopolíticas y hemos decidido cooperar más estrechamente para construir un mundo abierto, democrático y sostenible tras la pandemia de COVID-19.

 

Junto con mis colegas de la UE Heiko Maas, Jean-Yves Le Drian y Luigi di Maio nos reunimos con Marc Garneau (Canadá), Toshimitsu Motegi (Japón), Antony Blinken (Estados Unidos) y Dominic Raab (Reino Unido), quien ejerció de anfitrión en el espléndido edificio de Lancaster House. En los debates sobre la región indopacífica y la recuperación sostenible participaron también los ministros de Asuntos Exteriores de la India, Corea, Australia, Sudáfrica y Brunéi, país que preside actualmente la ASEAN. Este primer encuentro físico desde 2019, sirvió para recordar la importancia que tienen para la diplomacia los intercambios cara a cara, los debates informales y las charlas más personales.

Una gran variedad de retos geopolíticos acuciantes

En la preparación de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del G7, que se celebrará del 11 al 13 de junio en Cornualles (Reino Unido), hemos debatido una gran variedad de retos geopolíticos acuciantes, como las relaciones con China, Irán y el PAIC, el golpe de Estado en Myanmar, el Indo-pacífico, la situación en Libia y Siria, la crisis en Etiopía, las tensiones en Somalia, las dificultades en el Sahel, la situación en los Balcanes Occidentales, las relaciones con Rusia y las crisis de Ucrania y Bielorrusia, así como la situación en Afganistán.

Además de este repaso en profundidad a la situación mundial, abordamos también varias cuestiones transversales esenciales para el mantenimiento de las sociedades abiertas en el mundo posterior a la COVID-19, como la libertad de prensa, de religión y de creencias, la lucha contra las detenciones arbitrarias, la gobernanza cibernética y los bloqueos de internet, las sanciones y la lucha contra la desinformación y las injerencias extranjeras.

Debates sobre vacunas, educación y hambre

También debatimos sobre algunos de los principales problemas que pueden ralentizar la recuperación: las vacunas y la aceleración de su despliegue a escala mundial; la educación, que en muchos lugares se interrumpió durante la crisis; y la lucha contra el hambre, puesto que la pandemia de COVID-19 ha aumentado significativamente la inseguridad alimentaria en el planeta.

 

«El ritmo mundial actual de vacunación es demasiado lento para hacer frente eficazmente a la pandemia en todo el mundo».

 

En cuanto a las vacunas, abrí el debate expresando mi preocupación por la necesidad de acelerar el despliegue de vacunas a escala mundial. Recordé que, como ha declarado recientemente Ricardo Hausmann, de la Kennedy School de Harvard, el ritmo mundial de vacunación en la actualidad es demasiado lento para hacer frente eficazmente a la pandemia en todo el mundo. Al ritmo actual, no se vacunará a toda la población mundial antes de 2023. Existe un riesgo creciente de que las nuevas variantes afecten a la eficiencia de las vacunas que utilizamos actualmente. La COVID-19 podría así convertirse en crónica, perjudicando a la recuperación económica.

El Mecanismo COVAX está desempeñando un papel fundamental a la hora de ayudar a los países pobres a vacunar a sus poblaciones, y la Unión Europea lo ha apoyado firmemente desde el principio. Sin embargo, COVAX no fabrica vacunas ni crea capacidad de producción adicional. Como señala el profesor Hausmann, COVAX actúa como un organizador equitativo ante una larga cola de personas que esperan vacunarse y lo que hace, por lo tanto, es gestionar la escasez.

Suspensión temporal de los derechos de propiedad intelectual sobre las vacunas contra la COVID-19

En Europa hemos exportado tantas vacunas como las que hemos utilizado para nuestra propia población, pero no todo el mundo ha hecho lo mismo. Tuvimos ocasión de hablar de cómo algunos países productores de vacunas prohíben actualmente las exportaciones o adoptan medidas que perturban las cadenas de suministro. Esta falta de capacidad de producción plantea la cuestión de una posible suspensión temporal de los derechos de propiedad intelectual sobre las vacunas contra la COVID-19.

Hay diferentes puntos de vista sobre esta medida, dependiendo de la evaluación de su efecto en la capacidad de producir más rápidamente un mayor número de vacunas. Tomamos nota de la reciente posición de los Estados Unidos sobre esta cuestión, expresada por el Presidente Biden. Como ha declarado hoy Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea:  «La Unión Europea está dispuesta a debatir cualquier propuesta que aborde la crisis de manera efectiva y pragmática. Por ello, estamos dispuestos a considerar la manera en que la propuesta estadounidense podría contribuir a alcanzar ese objetivo».

Varias reuniones bilaterales

Tuve también la oportunidad de reunirme bilateralmente con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y con mis colegas japonés y canadiense. Pude conversar, además, con los ministros de Corea del Sur, India, Sudáfrica y Brunéi, país que actualmente preside la ASEAN. Por último, me reuní bilateralmente con Dominic Raab, secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido y anfitrión del G7. Fue, de hecho, nuestro primer intercambio frente a frente desde que el Reino Unido abandonara oficialmente la UE, y acordamos un Acuerdo de Sede para la Delegación de la UE en el Reino Unido, que incluye la concesión al embajador de la Unión Europea en Londres del estatuto de embajador.

 

«La principal lección que he extraído personalmente de esta reunión del G7, y que me gustaría compartir con ustedes, es que en estos países democráticos y afines existe una verdadera determinación de intensificar su cooperación para afrontar juntos los retos que nos acechan.»

 

Durante dos días y medio hemos hablado de un gran número de asuntos complejos. El resultado de los debates ha quedado reflejado en el comunicado detallado publicado tras la reunión. La principal lección que he extraído personalmente de esta reunión del G7, y que me gustaría compartir con ustedes, es que en estos países democráticos y afines existe una verdadera determinación de intensificar su cooperación para afrontar juntos los retos que nos acechan.

En los últimos años resultaba difícil a veces, en parte debido a las difíciles relaciones con el anterior Gobierno estadounidense, encontrar entre los países del G7 un terreno común           que nos permitiera avanzar. Las propias reuniones del Grupo tendían a convertirse en lugares de confrontación más que de cooperación, pero, afortunadamente, esa etapa ya pasó.

Un impulso positivo a las relaciones UE-EE.UU.

La Presidencia de Joe Biden ha dado ya un impulso positivo a las relaciones entre la UE y los Estados Unidos, y esta reunión del G7 muestra que esta tendencia va más allá de la UE y los Estados Unidos: las democracias representadas en el grupo comparten en gran medida el mismo análisis de la situación mundial y de los riesgos que el auge de regímenes autoritarios plantea para la paz y la estabilidad en varias regiones del mundo. Para ello es necesario que los países democráticos se unan.

 

«Para que nuestro modelo democrático triunfe a nivel mundial, tenemos todavía mucho trabajo que hacer juntos para convencer a nuestros socios de los países emergentes y en desarrollo de que esta es la vía correcta para su futuro y el bienestar de sus ciudadanos».

 

Dicho esto, para que nuestro modelo democrático triunfe a nivel mundial, tenemos todavía mucho trabajo que hacer juntos para convencer a nuestros socios de los países emergentes y en desarrollo de que esta es la vía correcta para su futuro y para el bienestar de sus ciudadanos. Por este motivo, nuestra capacidad de actuar juntos para ayudar a todo el mundo a recuperarse de la pandemia de COVID-19 y de sus consecuencias sociales y económicas reviste una importancia crucial.

No queremos un mundo permanentemente dividido en bloques rivales.

No queremos un mundo permanentemente dividido en bloques rivales. Es necesaria una comunidad mundial para resolver problemas mundiales, como la pandemia de COVID-19 (y otras posibles pandemias futuras), el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la proliferación nuclear. Nuestro objetivo es construir un marco multilateral mundial posterior a la COVID-19 basado en los valores democráticos y en los derechos fundamentales ya reconocidos por las Naciones Unidas en 1948.

 

«Nuestro objetivo es construir un marco multilateral mundial posterior a la COVID-19 basado en los valores democráticos y los derechos fundamentales».

 

En los últimos años, este objetivo parecía cada vez más inalcanzable. Esta reunión del G7 ha generado ahora una confianza renovada en nuestra capacidad para cambiar el equilibrio mundial en favor de la democracia y la libertad.

 

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