Quo Vadis, Europa?

Blog del AR/VP. Cada año desde 2001 organizo un curso de verano llamado «Quo Vadis, Europa?» en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander (España). Como era de suponer, la edición de este año giró en torno a la agresión de Rusia contra Ucrania y sus numerosas consecuencias. A lo largo de la semana debatimos cómo podría la UE, en este difícil contexto, mejorar su eficacia y hacer realidad sus objetivos de ser un actor geopolítico.

«En este mundo de política de poder, la UE necesita un nuevo salto cualitativo en su organización interna para estar preparada para el siglo XXI».

 

Este seminario me permite tomar distancia de las crisis apremiantes que suelen exigir toda mi atención a lo largo del año, y reflexionar sobre las principales cuestiones en materia de política exterior de la UE con especialistas eminentes en sus respectivos campos. Asimismo, me ayuda a determinar la mejor manera de abordarlas.

Este seminario se celebra en un antiguo palacio real que la República de España transformó en universidad en 1932, hace 90 años. No se trata de un curso a puerta cerrada, reservado para unos pocos escogidos, sino que congrega a un centenar de personas de todas las edades y condiciones. Hay ponentes de diferentes nacionalidades y ámbitos de la vida, como por ejemplo responsables políticos, investigadores de grupos de reflexión, académicos y periodistas. Mi deseo es que estos debates estén disponibles para quienes tengan interés por comprender los retos y opciones a los que se enfrenta la UE en su política exterior; por eso presento aquí las principales conclusiones de las mesas redondas que se celebraron, con acceso a los vídeos correspondientes para quienes quieran ver los debates completos.

Alimentos, energía, deuda: la triple crisis que domina el mundo

Iniciamos el seminario conversando con Sylvie Kaufmann —directora editorial de Le Monde (Francia)— sobre las principales cuestiones que están en juego en la actualidad en Europa. Recalqué la necesidad de ser más flexibles y resilientes para hacer frente a situaciones imprevistas. Como UE, tenemos que pensar menos con el deseo y ser más conscientes de las dinámicas del poder político que dominan el mundo actual. Necesitamos ser capaces de influir sobre los acontecimientos y dotarnos de los medios necesarios, en lugar de limitarnos generalmente a dar respuesta a las decisiones de otros. En este sentido, llevé a cabo un análisis de la triple crisis —de los alimentos, la energía y la deuda— que domina el debate internacional en la actualidad y de lo que tenemos que hacer para abordar estas cuestiones.

 

En la guerra en curso contra Ucrania, Europa ha podido contar con el firme respaldo de los Estados Unidos, pero en el futuro no podemos permitirnos depender tanto de otros para nuestra defensa y seguridad.

 

Con Nathalie Loiseau —presidenta del Comité de Seguridad y Defensa del Parlamento Europeo— y Jana Puglierin —directora de la oficina de Berlín del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores— debatimos sobre la situación y el futuro de la defensa europea en el contexto de la guerra de Putin. Todos los participantes en este panel opinaron que la defensa europea es demasiado débil. En la guerra en curso, hemos podido contar con el firme respaldo de los Estados Unidos, pero las amenazas externas continuarán y en el futuro no podemos permitirnos depender tanto de otros para nuestra defensa y seguridad. Debemos invertir más en nuestra defensa pero, sobre todo, debemos invertir mejor, coordinando nuestros esfuerzos para compensar por las capacidades de las que carecemos y normalizando nuestros equipos con el fin de desarrollarlos conjuntamente y evitar duplicidades.

Continuamos con Catherine Belton —periodista y autora del libro Los hombres de Putin—, Carmen Claudín —de CIDOB (Barcelona)— y Andrei Kolesnikov —del Carnegie Endowment for International Peace (Moscú)— para comprender la situación en Rusia y la naturaleza de la amenaza que supone Putin para Europa. Para todos los participantes estaba claro que la hostilidad del régimen de Putin hacia la UE y hacia nuestros valores democráticos es el resultado de una dinámica arraigada basada en el autoritarismo, el deseo de venganza y una visión imperialista del mundo. Para defender la existencia misma de la EU democrática y los principios básicos del orden internacional, no podemos permitirle que venza en Ucrania. Sin embargo, también quedó patente que, en este momento, y debido en particular a su firme control sobre la información, Putin aún cuenta con un apoyo bastante amplio en la sociedad rusa, aunque no debería sobrestimarse la solidez de dicho apoyo.

 

Para defender la existencia misma de la EU democrática y los principios básicos del orden internacional, no podemos permitir que Putin venza en Ucrania.

 

Con Mikko Huotari —del Mercator Institute (Berlín)—, Susana Malcorra —exministra de Asuntos Exteriores de Argentina— y José Antonio Sanahuja —director de la Fundación Carolina (Madrid)— debatimos la situación en China y el vínculo China-Rusia, al mismo tiempo que las dinámicas presentes en el denominado «Sur Global». Aunque existen muchas diferencias con respecto al período de la Guerra Fría, debido a la fuerte interdependencia económica entre China y Occidente, no hay que subestimar los efectos del deseo de «desvincularse», tanto por parte de China como de los Estados Unidos. Además, la alianza entre China y Rusia parece sólida, y China juega en ella un papel cada vez más predominante. En cuanto al resto del mundo, los efectos de los antiguos resentimientos antiimperialistas y anticolonialistas siguen siendo fuertes y se reforzaron durante la pandemia, por la percepción de que los países desarrollados intentaban acaparar vacunas y no hacían lo suficiente por ayudar al Sur Global frente a la COVID-19. Es evidente que tenemos mucho por hacer para convencer a la ciudadanía y a los gobiernos del Sur Global.

La UE no está bien equipada para la «batalla de narrativas» mundial

En la siguiente sesión, Hans Kribbe —consultor político y autor de The Strongmen— y Jaume Duch —director general de comunicación en el Parlamento Europeo— debatieron la «batalla de narrativas» que se está produciendo a escala global; ambos subrayaron que, a día de hoy, la UE no está bien equipada para lidiarla. Los tiempos han cambiado y el atractivo de los valores democráticos ya no es generalizado, pues los Estados autoritarios han construido y «vendido» una narrativa alternativa. Necesitamos comprender mejor las preocupaciones y críticas de los demás y aclarar qué narrativa queremos difundir. Tenemos que hacer nuestros deberes para definir mejor qué tipo de mundo queremos construir y el papel que Europa quiere desempeñar en él.

Posteriormente, mi compañero, el comisario Breton, nos hizo el honor de venir a hablar sobre la batalla global por la hegemonía tecnológica. Ofreció una visión general de los retos a los que nos enfrentamos por la dependencia externa de semiconductores y altas tecnologías, además de energía y materias primas, y subrayó la importancia de garantizar y diversificar nuestras cadenas de suministro. Aun así, también quiso tranquilizar a los europeos sobre nuestro potencial en altas tecnologías, no solo en términos de normativa gracias al tamaño de nuestro mercado, sino también en lo que a investigación, desarrollo y capacidad industrial se refiere. Un claro ejemplo fue cómo gestionamos las vacunas contra la COVID-19 durante la pandemia: fuimos el principal productor y exportador a escala mundial. No obstante, incluso en el campo de los semiconductores, donde solo producimos el 10 % de nuestras necesidades en Europa, podemos invertir la tendencia; por ejemplo, ASML, principal proveedor de equipos para fábricas de semiconductores, es una empresa neerlandesa.

 

La autonomía estratégica no pasa por aislarnos e intentar producir todo en Europa, sino por hacernos con los medios para tratar desde una posición de fuerza con nuestros socios extranjeros

 

No se trata de aislarnos y de intentar producir todo en Europa, sino de ser menos ingenuos y hacernos con los medios para tratar desde una posición de fuerza con nuestros socios extranjeros. Anne Marie Engtoft —embajadora del Gobierno danés competente en materia de tecnología— y Tyson Barker —de la Deutsche Gesellschaft für Auswärtige Politik alemana— abordaron estos temas con Thierry Breton.

Energía y medioambiente: compatibilidad de las políticas a corto y largo plazo

En la siguiente sesión debatimos los apremiantes retos en materia de energía y medioambiente con Cristina Narbona —vicepresidenta primera del Senado español— y Cristina Lobillo —directora de política energética en la Comisión Europea—. Tenemos que luchar contra las crisis inmediatas de precios desorbitados de gas y electricidad, y prepararnos para el invierno, ya que es obvio que Rusia está instrumentalizando sus exportaciones energéticas como arma. No obstante, al mismo tiempo hemos de abordar la emergencia climática, ya que este verano hemos vivido intensas olas de calor y sequías. Ambas crisis son el coste a pagar ahora por haber retrasado la transición energética, así que debemos pisar el acelerador y hacer el mejor uso posible del marco político de la UE y de sus instrumentos financieros, en particular Next Generation EU.

 

Debatimos sobre la serie de medidas necesarias en materia de diversificación, energías renovables, ahorro y eficiencia, tal como se establece en el plan RePowerEU. Asimismo, analizamos los aspectos a más largo plazo, en particular la manera de forjar alianzas con visión de futuro con otros países, por ejemplo en materia de hidrógeno limpio. En la UE debemos evitar que las decisiones a corto plazo nos aten a nuevas dependencias a la larga, también en lo que respecta a materias primas fundamentales, necesarias para la transición ecológica.

 

Soberanía significa tener la capacidad para actuar con libertad. La transferencia de competencias a la Unión refuerza la soberanía de la ciudadanía europea porque, en muchos aspectos, solo juntos podremos aumentar esa capacidad para actuar.

 

En la última sesión, Giorgio Anselmi —del Movimiento Federalista Europeo— y Guy Verhofstadt —miembro del Parlamento Europeo y copresidente de la Conferencia sobre el Futuro de Europa— debatieron el futuro de la Unión en el contexto de la guerra contra Ucrania. Ambos subrayaron que la UE se encuentra de nuevo en un punto de inflexión. Hemos avanzado en muchos ámbitos durante las últimas décadas, pero seguimos siendo demasiado frágiles e ingenuos, y estamos divididos. Nuestras estructuras son demasiado complejas y nuestros procesos de decisión, demasiado largos. Guy Verhofstadt recalcó que la Unión Europea, en su estado actual, no está claramente preparada para el siglo XXI. Nuestra fuerte dependencia en el sector de las altas tecnologías, así como nuestra dificultad para defender nuestros valores e intereses en una nueva «era de los imperios», ponen de manifiesto, en particular, la apremiante necesidad de un nuevo salto cualitativo en nuestra organización interna. Por mi parte, quise concluir subrayando que soberanía significa capacidad para actuar con libertad. La transferencia de competencias a la Unión refuerza la soberanía de la ciudadanía europea porque, en muchos aspectos, solo juntos podremos aumentar esa capacidad para actuar.

Mucho sobre lo que reflexionar

En resumen, en vísperas de nuestro Consejo informal de ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa en septiembre, este seminario me dio mucho sobre lo que pensar. Espero que así sea también para los lectores de este blog. Europa solo será un verdadero e importante actor geopolítico si su ciudadanía se hace cargo de estas cuestiones mundiales, ciertamente complejas.

 

Más información: Página web de Quo Vadis, Europa

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