«Ucrania es un país socio y vecino: su seguridad es también nuestra seguridad»

La crisis de Rusia y Ucrania sigue en el centro de las tensiones geopolíticas actuales. La concentración de fuerzas militares rusas en la frontera ucraniana ha seguido aumentando y se acompaña ahora de preparativos de maniobras en Bielorrusia, tan solo a 18 km de la frontera ucraniana. Moscú ha anunciado también maniobras navales en las que participarán sus flotas —por ejemplo, en el Atlántico Norte, frente a las costas irlandesas—, además de maniobras militares en el interior de Rusia.

Por nuestra parte, los ministros de Asuntos Exteriores de la UE se reunieron el pasado lunes y formalizaron las decisiones adoptadas en Brest: reafirmamos nuestra unidad frente al intento de Rusia de volver a abrir en nuestro continente líneas divisorias que nos traen infaustos recuerdos de las «zonas de influencia», no tienen cabida en el siglo XXI y que consideramos inaceptables. Hemos acordado con los ministros las principales líneas que guiarán nuestros esfuerzos diplomáticos colectivos para persuadir a Rusia de que emprenda la vía del diálogo. 

El refuerzo de la vía diplomática

Durante nuestra reunión del Consejo de Asuntos Exteriores, mantuvimos también un significativo intercambio de opiniones con el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken. La unidad transatlántica es esencial, y seguiremos trabajando en estrecha coordinación y cooperación, como hemos hecho durante este proceso.

«Los Estados Unidos y la Unión Europea han mantenido una coordinación constante, informándose mutuamente y debatiendo las próximas medidas que debían adoptarse».

Algunos comentaristas han expresado su decepción ante la supuesta ausencia de la Unión Europea del proceso diplomático en torno al conflicto entre Rusia y Ucrania, afirmando que la UE «no se ha sentado a la mesa de negociación». Si bien, como es lógico, la UE no asistió a las reuniones bilaterales iniciales entre Estados Unidos y Rusia y entre la OTAN y Rusia, ello no significa que haya estado ausente del conjunto de conversaciones diplomáticas más amplias y a múltiples niveles. Los Estados Unidos y la Unión Europea han mantenido una coordinación constante, informándose mutuamente y debatiendo las próximas medidas que debían adoptarse. Yo mismo he estado en estrecho contacto con el secretario de Estado de los Estados Unidos, que también participó en el intercambio de ideas con el secretario general de la OTAN y el ministro de Asuntos Exteriores polaco, que actualmente es el presidente en ejercicio de la OSCE, y con el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano. Como es obvio, mantengo una relación muy cercana con mis colegas franceses y alemanes en lo que se refiere a los debates del proceso de Normandía (Francia, Alemania, Ucrania y Rusia). Conviene destacar el hecho de que las conversaciones enmarcadas en el proceso de Normandía se hayan reanudado el miércoles en París por primera vez desde 2019, y de que vayan a proseguir en Berlín a lo largo de las próximas semanas.

Como resultado de esta estrecha coordinación transatlántica, los Estados Unidos y la OTAN enviaron el miércoles sus respectivas respuestas por escrito a las demandas rusas publicadas el pasado mes de diciembre. El Secretario Blinken y otros funcionarios estadounidenses han dejado públicamente claro (enlace externo) que esa respuesta reitera la preocupación ante las acciones de Rusia que socavan la seguridad europea, y que contiene una evaluación pragmática y basada en principios de los recelos expresados por Rusia, así como propuestas para aquellos ámbitos en los que sea posible encontrar zonas de entendimiento.

He acogido con satisfacción las propuestas de los Estados Unidos y de la OTAN: si se llevan a cabo de buena fe, entrañan la posibilidad de que las negociaciones aumenten la seguridad en Europa y atiendan, al mismo tiempo, las preocupaciones manifestadas por Rusia, a través de compromisos recíprocos.

Nuestro objetivo es aumentar la transparencia y la confianza, sin dejar de subrayar la necesidad de que se respeten los principios básicos en los que se fundamenta la seguridad de Europa, en particular el respeto de la soberanía nacional y la integridad territorial de los Estados europeos y el derecho de los Estados a elegir sus propias políticas y alianzas en materia de seguridad. Las disputas deben resolverse pacíficamente y no mediante el uso o la amenaza de la fuerza.

«Preferimos la diplomacia y estamos dispuestos a avanzar por esa vía si Rusia emprende una desescalada de su agresión a Ucrania y enfoca los debates sobre la seguridad en Europa de manera equilibrada y recíproca».

Nuestro interés último es que prevalezca la razón y que los conflictos que han ido aumentando la desconfianza y el antagonismo en Europa en los últimos años se resuelvan a través de negociaciones. Europa, al igual que los Estados Unidos, opta por soluciones pacíficas y negociadas e invita a Rusia a que siga este camino y se aparte de la agresión armada. Preferimos la diplomacia y estamos dispuestos a avanzar por esa vía si Rusia emprende una desescalada de su agresión a Ucrania y enfoca los debates sobre la seguridad en Europa de manera equilibrada y recíproca.

Aumento del apoyo de la UE a Ucrania

En paralelo, la UE ha aumentado significativamente su ayuda financiera a Ucrania. Tras haberle asignado ya más de 17 000 millones de euros desde 2014, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, anunció el pasado lunes un nuevo paquete de ayuda financiera compuesto tanto por préstamos de emergencia como por subvenciones. Este paquete incluirá asimismo una nueva ayuda macrofinanciera de emergencia por valor de 1 200 millones de euros con los que hacer frente a las actuales necesidades de financiación de Ucrania. El Parlamento Europeo y el Consejo deberían aprobar este paquete de medidas lo antes posible.

Por lo que respecta a la seguridad y la defensa, el mes pasado decidimos recurrir al Fondo Europeo de Apoyo a la Paz para aumentar la capacidad de resiliencia del ejército ucraniano. En estos momentos, estamos intensificando nuestro trabajo para encontrar la mejor forma de ampliar nuestra asistencia a Ucrania en la reforma de su educación militar superior. Espero que los Estados miembros puedan llegar pronto a un acuerdo sobre las modalidades correspondientes de forma que pueda ponerse en marcha esta asistencia.

Contrarrestar las campañas de desinformación del Kremlin

Al mismo tiempo, está arreciando la desinformación del Kremlin en relación con Ucrania, con el objetivo de crear una impresión sumamente engañosa de una Rusia asediada, rodeada por la OTAN y Occidente como fuerzas que incitan cínicamente a Ucrania para que entre en conflicto con Rusia. En los relatos pro-Kremlin, Kiev se presenta como una marioneta que está manipulada por un Occidente belicoso y preparando una provocación que le dé pie para iniciar una operación militar y recuperar su propio territorio.

Además de faltar totalmente a la verdad, estos relatos aumentan las tensiones y tienen por objeto crear incertidumbre y confusión entre el público y generar pretextos peligrosos para todo tipo de escaladas. Como parte de nuestra lucha contra las campañas de desinformación procedentes de medios favorables al Kremlin, nuestros expertos han detectado y refutado más de 5 000 ejemplos que tenían a Ucrania en el punto de mira (enlace externo). Hemos expuesto los siete mitos más extendidos y peligrosos sobre Ucrania (enlace externo).

Estamos colaborando estrechamente con las autoridades y la sociedad civil ucranianas para prestar asistencia técnica y financiera que les ayude a luchar contra la manipulación y las interferencias de la información procedente del extranjero. El Centro de Comunicaciones Estratégicas y Seguridad de la Información (enlace externo) recientemente creado en Ucrania ha dado ya buenos resultados en sus primeros meses de funcionamiento y seguirá expandiendo su actividad. Ucrania puede seguir contando con la UE en este ámbito.

El frente de la ciberseguridad

Las acciones coercitivas contra Ucrania han coincidido con un ciberataque. Este mes, varios sitios web y plataformas de servicios del Gobierno ucraniano han sido alterados con mensajes engañosos y, lo que es peor, se han detectado elementos destructivos en algunos de los sistemas informáticos de la administración y en otros puntos de la sociedad.

Los ciberataques rara vez se perpetran exclusivamente para producir daños en los sistemas técnicos. Tienen también por objeto desencadenar efectos psicológicos, tratar de deslegitimar a las autoridades ucranianas y propagar la desconfianza y el miedo entre la población en general.

Afortunadamente, las autoridades ucranianas han reaccionado rápidamente y puesto remedio a la situación. Hemos observado un buen ejemplo de la resiliencia de la sociedad ucraniana frente a las presiones a las que se enfrenta. La UE apoya activamente a Ucrania en su lucha contra las ciberamenazas. Además del «ciberdiálogo» entre la UE y Ucrania, hemos establecido una estrecha cooperación que nos permite ayudar a este país a aumentar sus defensas contra las amenazas y los ataques cibernéticos.

La coyuntura más peligrosa desde el fin de la Guerra Fría

Como ya dije al principio de esta semana, estamos viviendo la coyuntura más peligrosa desde el fin de la Guerra Fría. Dicho esto, tenemos que abstenernos de alimentar la espiral de escalada y seguir los llamamientos del presidente Zelensky a mantener la calma. Con esa intención, en el Consejo de Asuntos Exteriores de la semana pasada acordamos no alterar nuestra presencia diplomática en Kiev.

«Rusia está librando una guerra de nervios, por lo que tenemos que mantener la calma».

Rusia está librando una guerra de nervios, por lo que tenemos que mantener la calma. En el impasse actual, estamos haciendo todo cuanto está en nuestra mano y utilizando todas las vías posibles para que funcione la diplomacia. En este contexto, lamento la decisión de las autoridades rusas, anunciada el pasado viernes, de prohibir la entrada en Rusia a un número desconocido de representantes de los Estados miembros y las instituciones de la UE. Tal decisión carece de cualquier tipo de justificación jurídica y de transparencia y recibirá una respuesta adecuada. Con ella, Rusia sigue alimentando un clima de tensiones en Europa en lugar de contribuir a la distensión.

Estamos preparados para la posibilidad de que fracase la diplomacia y estamos estudiando todas las opciones, entre ellas la de mejorar nuestra resiliencia, colaborando con socios como los Estados Unidos, Qatar y Azerbaiyán en cuanto al suministro de gas en caso de que Rusia decida reducir o interrumpir las entregas.

Como parte de nuestra labor de disuasión, hemos avanzado en la preparación de una respuesta de gran repercusión que acarrearía enormes costes para la economía y el sistema financiero rusos. También estamos estudiando medidas de control de las exportaciones que tendrían un efecto a más largo plazo, negando a Rusia los productos que necesita para cumplir sus ambiciones estratégicas. Los Estados miembros se pronunciarán en el seno del Consejo sobre mi propuesta como alto representante. Estoy colaborando estrechamente con la Comisión para garantizar que nuestra propuesta conjunta de medidas ejecutivas siga inmediatamente a mi primera propuesta sobre el establecimiento de sanciones económicas y financieras, de modo que ambas decisiones se adopten lo antes posible en caso necesario.

Como ya dije durante mi visita a Ucrania a principios de enero, la Unión Europea no titubeará a la hora de apoyar la soberanía, la integridad territorial y el derecho de autodeterminación de Ucrania. «Ucrania es un país socio y vecino: su seguridad es también nuestra seguridad».

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