La UE y la región de Asia y el Pacífico: ha llegado el momento de que corramos juntos

«Habida cuenta de la actual crisis de seguridad y de los desafíos en materia económica, reviste especial importancia que la UE pueda recurrir a socios como la ASEAN, que comparten el mismo compromiso hacia el multilateralismo, el comercio libre y justo y un orden mundial basado en normas».
Mi visita se celebró en un momento de rápida escalada de las tensiones entre Estados Unidos y China en relación con Taiwán y de enormes posibilidades de intensificación de estas tensiones; las repercusiones internacionales de la guerra de Rusia contra Ucrania, cada vez más profundas; y el brutal empeoramiento de la situación en Myanmar.
He recalcado en diversas ocasiones durante mi mandato que la historia del s. XXI se escribirá en gran medida en Asia, y que debemos intensificar nuestra implicación con esta región. Si la UE quiere ser un actor geopolítico, también debe ser considerada como un actor en lo relativo a la política y la seguridad en la región de Asia y el Pacífico, y no solo como un socio en materia de cooperación para el desarrollo, comercio o inversión.
La región de Asia y el Pacífico genera el 60 % del PIB mundial y dos tercios del crecimiento del planeta.
Para comenzar, permítanme repasar algunas cifras básicas: la región de Asia y el Pacífico genera el 60 % del PIB mundial y dos tercios del crecimiento del planeta; es el segundo mayor destino para las exportaciones de la UE y alberga a cuatro de sus diez mayores socios comerciales; en torno al 40 % del comercio exterior de la UE pasa por el mar de la China Meridional. La UE es también el principal inversor y proveedor de asistencia para el desarrollo en la región de Asia y el Pacífico. Aparte de los factores económicos, los cambios demográficos y geopolíticos también hacen de esta región el centro de gravedad del mundo. La seguridad en Asia repercute directamente sobre la seguridad y prosperidad europeas.
Refuerzo de las relaciones entre la UE y la ASEAN
En todas las reuniones he planteado la intención de la UE de reforzar la implicación y las relaciones con la ASEAN. Nuestros debates han demostrado que en la región interesa que haya una mayor presencia de la UE en materia de recuperación tras la pandemia, conectividad, transición ecológica y seguridad. Las reuniones bilaterales celebradas durante mi visita volvieron a confirmar que ya no podemos permitirnos ir por detrás de los acontecimientos en lo que respecta a nuestro compromiso con la región.
Tal como se destacó en mi reunión con el secretario general de la ASEAN, Dato Lim Jock Hoi, la ASEAN y la Unión Europea comparten aspiraciones firmes y comunes. No podemos olvidar que ambas organizaciones se fundaron para acercar las economías y asegurar la estabilidad, y de ese modo evitar conflictos.
Reviste especial importancia que se pueda recurrir a socios que comparten el mismo compromiso hacia el multilateralismo, el comercio libre y justo y un orden mundial basado en normas.
Impulsados por este espíritu, durante mi visita adoptamos el Plan de Acción UE-ASEAN 2023-2027. Asimismo, tenemos previsto firmar un Acuerdo Global de Transporte Aéreo con los socios de la ASEAN este mismo año. Estas no constituyen tan solo muestras concretas de nuestra asociación estratégica en relación con numerosos ámbitos de cooperación, tales como la recuperación tras la pandemia, el comercio, la conectividad sostenible y basada en normas, el cambio climático, la investigación y la seguridad. Habida cuenta de las actuales crisis de seguridad y de los desafíos en materia económica, también reviste especial importancia que se pueda recurrir a socios que comparten el mismo compromiso hacia el multilateralismo, el comercio libre y justo y un orden mundial basado en normas.
Cuestiones geopolíticas y de seguridad regional
El orden internacional basado en normas está en juego ahora más que nunca, y constatamos numerosas amenazas graves a la paz y la estabilidad en nuestras regiones. Durante mi intervención en el Foro Regional, presenté la perspectiva de la UE sobre estas amenazas, empezando por la invasión rusa de Ucrania. A pesar de la condena de la guerra por parte de 141 miembros de las Naciones Unidas, en el transcurso de las reuniones en Camboya de nuevo constaté diferencias de parecer sobre cómo avanzar y sobre las consecuencias de dicha guerra. Estados Unidos, la UE y Singapur, en especial, se enfrentaban a enormes dificultades para contrarrestar el relato ruso de que la inseguridad alimentaria que provocó inflación y pobreza en detrimento de los países en desarrollo era debida a las sanciones de Estados Unidos y la UE. Sin llegar a defender las explicaciones rusas sobre las causas del conflicto, la mayoría de los países en la ASEAN mostraron una tendencia a seguir de forma declarada el punto de vista ruso o a expresar una simpatía implícita por él. La batalla no está ni mucho menos ganada para Occidente: exige una enorme intensificación de los esfuerzos de comunicación, adaptados a los idiomas locales y a las redes sociales.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, centró su intervención durante nuestra reunión en este relato incorrecto, pero también es cierto que se retiró apenas acabado su discurso. Por consiguiente, no escuchó a otros ministros que, al igual que yo, explicaron que la compra, el transporte, el pago y la importación de productos agrícolas rusos no están sujetos a las sanciones de forma explícita. Asimismo, el hecho de que estemos reduciendo gradualmente las importaciones de fuentes de energía rusas no significa que estemos pidiendo a todo el mundo que haga lo mismo. La responsabilidad recae en las acciones bélicas de Rusia. Hasta hace pocos días, ha estado bloqueada la salida de más de veinte millones de toneladas de cereal de los puertos de Ucrania. Se trata de hechos incontestables.
El orden internacional basado en normas está en juego ahora más que nunca, y constatamos numerosas amenazas graves a la paz y la estabilidad en nuestras regiones.
Otra tensión geopolítica que señalé fue la situación en el mar de la China Meridional, habida cuenta de la creciente militarización y de las acciones desestabilizadoras que amenazan la libertad de navegación y sobrevuelo y afectan a la estabilidad y seguridad. La UE apoya de manera activa el proceso encabezado por la ASEAN que tiene por objeto desarrollar un código de conducta eficaz, de gran calado y jurídicamente vinculante para esta zona marítima que sea respetuoso con los intereses de terceros.
La crisis en el estrecho de Taiwán se intensificó durante mi estancia en Nom Pen, por lo que resultó imposible no mencionarla en mi discurso. Por lo que respecta a la UE, la situación es clara: queremos mantener la paz y el statu quo en el estrecho de Taiwán. El lanzamiento de misiles balísticos que sobrevolaron Taiwán, algunos de los cuales cayeron en la zona económica exclusiva de Japón, fue una noticia inquietante que podría dar lugar a una mayor inestabilidad y a la escalada del riesgo. Por esta razón, la UE, junto con el G7, hizo un llamamiento a la calma a todas las partes, para que actuaran con mesura y transparencia y mantuviesen abiertas líneas de comunicación para evitar errores de cálculo que pudieran dar lugar a consecuencias trágicas. No obstante, la repentina escalada de las tensiones en el estrecho de Taiwán se ha convertido en una cuestión conflictiva entre los países de la ASEAN, ya que obliga a los miembros a afrontar lo que más quieren evitar: tener que elegir entre Estados Unidos o China. La ASEAN hace un llamamiento a ambos socios para que se mantengan serenos y rebajen las tensiones. Este conflicto tiene enormes posibilidades de crear divisiones y perturbaciones en la economía de la ASEAN y del mundo entero.
Asimismo, el deterioro de la situación en Myanmar constituyó una de las cuestiones principales de mi programa durante los dos días que pasé en Nom Pen. La ejecución de cuatro activistas en favor de la democracia envió un mensaje alarmante al mundo sobre el desprecio de la Junta por la vida y los derechos de la ciudadanía de Myanmar y por su deseo de libertad. Nos inquieta la falta de avances en la aplicación del consenso de cinco puntos de la ASEAN, y estamos dispuestos a apoyar a la ASEAN en sus renovados esfuerzos por encontrar una solución política pacífica e inclusiva. El fin de la violencia, la reanudación de un proceso de acuerdo político y la mejora de la provisión de asistencia humanitaria deben ser las prioridades.
Hacia la cumbre conmemorativa UE-ASEAN en Bruselas
Este viaje a Camboya me ha reafirmado en mi convicción de que, por una parte, la ASEAN es una organización relevante que contribuye a mantener la paz y la seguridad y, por otra, la UE debería ser un socio digno de crédito en este empeño. Esto ha quedado patente en los últimos días, y ahora aguardo con interés llevar a la práctica nuestros planes, para seguir estrechando nuestros vínculos, y recibir a los dirigentes de la ASEAN en Bruselas en diciembre para conmemorar los 45 años de relaciones entre la UE y la ASEAN. A pesar de que la Conferencia Posministerial y las reuniones del Foro Regional de la ASEAN se celebran en un mes «incómodo» como es agosto, se han convertido en mi cita anual ineludible en Asia y el Pacífico, así que nos veremos de nuevo el año que viene en Yakarta.
Por último, quiero referirme a Camboya y los elementos bilaterales de mi visita. He felicitado a Camboya por su labor en la presidencia de la ASEAN en un contexto internacional y regional extremadamente complejo, y en mis reuniones con el primer ministro Hun Sen y el ministro de Asuntos Exteriores, Prak Sokhonn, he apoyado firmemente los esfuerzos de Camboya por hacer frente a la crisis en Myanmar y el papel del ministro de Asuntos Exteriores de Camboya como enviado especial de la ASEAN en Myanmar. En lo que se refiere a nuestras relaciones bilaterales, resulta esencial reforzar nuestra cooperación y mantener el diálogo abierto en asuntos de interés común, en particular asuntos complicados como los derechos humanos y la protección de las libertades fundamentales, que suponen un elemento clave de nuestra relación bilateral.
En Camboya, aparte de abordar asuntos de actualidad, tuve la oportunidad de realizar una fugaz visita a los tesoros del antiguo imperio jemer en el parque arqueológico de Angkor Wat, un espectacular monumento a la historia y al desarrollo humanos, que es asombroso y verdaderamente impresionante. En Nom Pen me vi frente a frente con un recuerdo trágico y sombrío del pasado reciente de Camboya: visité el Museo del Genocidio de Tuol Sleng, una escuela transformada en la prisión S-21 por los Jemeres Rojos, y escenario de la tortura y muerte de más de 12 000 personas. Durante los cuatro años del brutal régimen de Pol Pot murieron más de dos millones de hombres, mujeres y niños como resultado de ejecuciones, hambre y agotamiento por exceso de trabajo. El recuerdo de estas atrocidades debe preservarse para evitar genocidios futuros. Las generaciones más jóvenes deben entender la importancia de su contribución para seguir construyendo la paz y protegiendo los derechos.
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