El multilateralismo y la autonomía estratégica europea en un mundo (post)-Covid

15.11.2020

16/11/2020 - Blog HR/VP - El viernes pasado participé en la tercera edición del Foro de la Paz de París, dedicado a la respuesta a la crisis de la pandemia y a los principios que deben regir el orden internacional post-Covid.

 

Líderes políticos internacionales y de la sociedad civil se reunieron de nuevo en París, este año en formato digital a causa de la pandemia COVID-19, para debatir sobre "los desafíos a los que se enfrenta el mundo y cómo abordar la cooperación internacional y la acción colectiva necesaria". Mi intervención versó sobre "El multilateralismo en un mundo (post-) COVID", junto con Natalie Samarasinghe, de las Naciones Unidas, Obiageli Ezekwesili, de la Iniciativa de Política de Desarrollo Económico de África y Clément Beaune, Secretario de Estado francés para Europa y Asuntos Exteriores. El resultado de las elecciones de los Estados Unidos y el resurgimiento de la pandemia Covid-19 enmarcaron nuestra conversación.

El multilateralismo no es otra cosa que los estatutos de la comunidad internacional, nuestra casa común. Define normas comunes y genera estabilidad en la regulación de las relaciones internacionales. Sin embargo, esta casa común está siendo cada vez más cuestionada, en parte porque cada vez hay más copropietarios que no comparten los mismos intereses, ni la misma visión, ni mucho menos la misma forma de concebir la reforma de nuestra casa común. Esto es lo que podríamos denominar la paradoja de la multipolaridad sin multilateralismo.

Veo principalmente tres razones para esta crisis del multilateralismo: la multiplicación de actores; el retorno de la soberanía nacional, sobre todo en actores como China, Rusia o Turquía; y la creciente complejidad de los problemas a los que nos enfrentamos.

Ahora bien, es importante recalcar que este cuestionamiento del multilateralismo no comenzó con la llegada de Donald Trump. Y probablemente, tampoco terminará con la nueva administración de Joe Biden. No cabe duda de que la elección de Biden cambiará significativamente las relaciones internacionales. Sin embargo, no volveremos al pasado, sino que podemos esperar en diferentes áreas algún grado de continuidad de la política exterior de los EE.UU., con un creciente enfoque en el Asia-Pacífico, y menos en Europa. La nueva administración también estará muy centrada en la reparación de las fracturas de la sociedad americana, que no desaparecerán de la noche a la mañana.

Dicho esto, hay una serie de cambios que pueden materializarse bastante rápido con la nueva administración americana. Espero con certeza más diálogo y cooperación, así como un mejor entendimiento transatlántico. También espero cambios sustanciales con el regreso de importantes proyectos multilaterales - en particular el acuerdo climático de París, un nuevo compromiso con la organización Mundial de la Salud y la reincorporación de Estados Unidos al acuerdo nuclear con Irán. En otras cuestiones, como la reforma de la organización Mundial del Comercio, deberemos esperar para ver qué tiene en mente la nueva administración.

Sea como fuere, una nueva administración americana no puede eximirnos de hacer nuestro propio trabajo. Los europeos debemos establecer nuestro propio programa y no esperar a que otros lo hagan por nosotros. No debemos sucumbir a lo que he calificado ya en alguna ocasión la “complacencia estratégica”. Nadie puede asumir la responsabilidad de nuestro propio futuro. Desde la UE, debemos ser conscientes de la defensa de nuestros valores y desarrollar nuestra propia autonomía de pensamiento estratégico y acción. La autonomía estratégica no es un lujo y menos aún una ilusión. La solidaridad transatlántica será más fuerte si se refuerza la solidaridad entre los europeos, incluso en el ámbito de la seguridad y la defensa. 

Estos esfuerzos europeos se integrarán en el trabajo con nuestros socios en todo el mundo.  La revitalización de un multilateralismo eficaz será una de las principales prioridades de la UE en 2021. Obviamente, no podemos lograrlo solos y el regreso de los Estados Unidos a la escena mundial servirá para dar un importante impulso al multilateralismo efectivo. Esperamos que otros países sigan el ejemplo y reviertan su enfoque selectivo y egoísta de las cuestiones mundiales.

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