El debate del Consejo de Seguridad, punto culminante de mi semana en Nueva York

Blog del AR/VP – He asistido la semana pasada a la semana de alto nivel que la Asamblea General de las Naciones Unidas celebra cada año durante la cual he participado en una importante reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre Ucrania. La apertura del periodo de sesiones de este año de la Asamblea General de las Naciones Unidas ha puesto de manifiesto el grado de aislamiento de Rusia. Lo que la comunidad internacional debe hacer ahora es obligar a Rusia a poner fin a esta guerra, evitar a toda costa el uso de armas de destrucción masiva y garantizar que Rusia rinda cuentas de sus actos.

«El aislamiento de Rusia en la comunidad internacional se ha acentuado en las últimas semanas».

 

Las Naciones Unidas son el templo del multilateralismo, y el Consejo de Seguridad, su sanctasanctórum. La semana pasada, bajo la Presidencia de Francia, los ministros de Asuntos Exteriores de los países miembros del Consejo de Seguridad y de los países invitados, junto con el secretario general de las Naciones Unidas y el fiscal de la Corte Penal Internacional, han tenido una oportunidad muy poco frecuente de debatir en persona la guerra contra Ucrania y, en particular, la rendición de cuentas por los crímenes allí cometidos. Mi intervención ante este Consejo ha sido el momento culminante de mi semana en Nueva York.

El carácter ilegal de la agresión rusa

He presentado el punto de vista de la UE sobre el carácter ilegal de la agresión rusa, la derrota moral y política que ya ha sufrido Rusia y nuestra negativa a reconocer los simulacros de referendos organizados por las autoridades rusas de ocupación en Ucrania, todo ello con una firme advertencia contra el eventual uso de armas de destrucción masiva por parte de Rusia.

He instado a todos los dirigentes mundiales a que muestren su unidad transmitiendo a Rusia una señal clara de que el uso de armas de destrucción masiva es inaceptable en cualquier circunstancia.

Esta última cuestión es esencial. He instado a todos los dirigentes mundiales a que muestren su unidad transmitiendo a Rusia una señal clara de que el uso de armas de destrucción masiva es inaceptable en cualquier circunstancia y me complace que, entre otros, el ministro chino de Asuntos Exteriores se haya sumado a nuestra posición durante nuestra reunión bilateral. Lo que se ha dicho en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y en las diversas reuniones bilaterales a las que he asistido parece indicar que existe un consenso global a partir del cual debemos seguir trabajando.

En efecto, desde el punto de vista moral y político, Rusia ya ha perdido la guerra, y cada vez está mas claro que también la está perdiendo en el campo de batalla. Sin embargo, lamentablemente, el presidente Putin continúa en su peligrosa senda de escalada. Intenta intimidar a Ucrania y a todos los países que la apoyan. Volverá a fracasar en este intento, como ha fracasado ya en los últimos meses y como ocurre siempre, a fin de cuentas, con todas las guerras de invasión. Ahora bien, ¿cuántos más hombres, mujeres y niños tendrán que morir antes de que el presidente ruso decida que han de callar las armas?

Esta guerra es mucho más que una guerra en Europa. Está en juego la protección de los Estados más débiles frente a los más poderosos.

Esta guerra es mucho más que una guerra en Europa. Está en juego la protección de los Estados más débiles frente a los más poderosos. ¿Queremos que impere en el mundo el Estado de Derecho o la ley del más fuerte? ¿Creemos en esferas de influencia o en la libertad de elección de Estados soberanos?

Una tragedia en muchos sentidos

Esta guerra es una tragedia en muchos sentidos. Además de las numerosas víctimas y de la destrucción causadas en Ucrania, Rusia está arrastrando al mundo a una recesión económica y a una crisis alimentaria global. Ucrania y el pueblo ucraniano no son las únicas víctimas de esta guerra sin sentido. Muchas más personas en todo el mundo se ven también gravemente afectadas por el hambre, la inestabilidad y la inflación que esta guerra ha provocado.

Apoyamos la Iniciativa sobre la Exportación de Cereales por el Mar Negro, facilitada por el secretario general de las Naciones Unidas y Turquía. Junto con los corredores de solidaridad de la Unión Europea, esta iniciativa ha contribuido a reducir los precios de los alimentos a nivel mundial, pero aún no ha resuelto este desafío global. Es importante destacar que dos tercios de los cereales ucranianos exportados de esta manera se dirigen a los países que más lo necesitan, y no a los ciudadanos europeos, como falsamente sostiene Putin.

El ejército ruso está cometiendo innumerables delitos: asesinatos en masa, destrucción, violaciones y desplazamientos forzosos. Todas las víctimas de la agresión rusa merecen justicia y reparación.

La rendición de cuentas ha sido el tema central de esta reunión del Consejo de Seguridad. El ejército ruso está aterrorizando a la población civil y cometiendo innumerables delitos: asesinatos en masa, destrucción, violaciones y desplazamientos forzosos. Todas las víctimas de la agresión rusa merecen justicia y reparación.

Como dijo el presidente Zelenski en la Asamblea General, allí donde se han cometido crímenes, debe haber justicia. De lo contrario, la paz no será posible. Durante nuestra reunión, el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, ha informado de las preocupantes constataciones realizadas por la CPI en Ucrania durante los últimos meses. Nos basamos a este respecto en los datos de la CPI y de las autoridades ucranianas. Sin embargo, garantizar la rendición de cuentas es responsabilidad de toda la comunidad internacional. Se lo debemos no solo a las víctimas, sino también a la próxima generación, que es el futuro de Ucrania.

En esta reunión, la persona que más debería haber escuchado a los demás ministros de Asuntos Exteriores, el ministro ruso Serguéi Lavrov, solo entró en la sala para pronunciar su propio discurso surrealista e indignante y salir inmediatamente, como había hecho también en la reciente reunión de ministros de Asuntos Exteriores del G20 y en el Foro Regional de la ASEAN En su discurso ante el Consejo, Lavrov reiteró la conocida propaganda rusa, tratando de justificar lo injustificable con acusaciones absurdas acerca del denominado régimen «nazi» en Ucrania. Parecía ser impermeable a la realidad y vivir en un universo paralelo.

La actitud del ministro ruso de Asuntos Exteriores en Nueva York confirmó la profunda falta de respeto de su país por las instituciones multilaterales y el orden internacional basado en normas.

A pesar de que Rusia es miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la actitud del ministro ruso de Asuntos Exteriores en Nueva York confirma la profunda falta de respeto de su país por la comunidad internacional, las instituciones multilaterales y el orden internacional basado en normas. Este menosprecio ya se reflejaba claramente en la decisión de Vladímir Putin de intensificar el conflicto en mitad de la semana de alto nivel de las Naciones Unidas, con simulacros de referendos para la anexión de parte de Ucrania, la movilización de al menos 300 000 hombres para reforzar su agresión a este país y amenazas de utilización de armas de destrucción masiva. En marcado contraste, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, recordó con dignidad el sufrimiento del pueblo ucraniano que ha causado la agresión rusa.

Ninguno de los demás países respaldó el punto de vista de Rusia

Resulta sorprendente que, aparte de Bielorrusia, ninguno de los demás países haya respaldado el punto de vista de Rusia. El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, recordó «la necesidad de salvaguardar la soberanía y la integridad territorial de todos los países y de respetar los objetivos y principios de la Carta de las Naciones Unidas». También pidió que se respetara «el Derecho internacional humanitario para minimizar las víctimas civiles», al contrario de lo que está haciendo Rusia sobre el terreno. El ministro indio de Asuntos Exteriores, Subrahmanyam Jaishankar, subrayó que «es impensable que nuestros tiempos sean tiempos de guerra» y recordó que «el orden mundial que todos suscribimos se basa en el Derecho internacional, la Carta de las Naciones Unidas y el respeto de la integridad territorial y la soberanía de todos los Estados». Asimismo, la ministra de Asuntos Exteriores de Ghana, Shirley Ayorkor Botchwey, subrayó que Ucrania «tiene toda la legitimidad, e incluso la responsabilidad, de defender su integridad territorial e independencia política» y concluyó que «Ghana no reconoce ni reconocerá ningún territorio adquirido unilateralmente y por la fuerza como territorio separado de una entidad soberana».

Muchos otros países de todos los continentes intervinieron en esta reunión, entre ellos el secretario de Estado de los Estados Unidos, Anthony Blinken, y mis colegas de la UE y de la familia europea en sentido amplio. Todos hemos destacado nuestro apoyo unido y sin fisuras a Ucrania para que pueda recuperar la plena soberanía sobre todo su territorio, y nuestra condena de las amenazas de utilización de armas de destrucción masiva y de los múltiples abusos cometidos por Rusia en Ucrania, que deben llevarse ante la justicia.

Aunque parece que la paz en Ucrania sigue estando lejos, he regresado de Nueva York no solo con preocupaciones, sino también con confianza. Con preocupaciones porque soy plenamente consciente de la gravedad de la situación internacional, provocada principalmente por las crisis alimentaria y energética, y de los peligros que Rusia supone para la paz mundial. Pero también con confianza porque, entre la última reunión de ministros de Asuntos Exteriores del G20 celebrada en Bali en julio y la semana de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, he observado un cambio real en la postura de muchos países, entre ellos países importantes. La radicalización política y militar de Rusia ha empezado a preocupar a muchos de ellos.

Vuelvo a Bruselas convencido de un aspecto crucial: el aislamiento de Rusia en la comunidad internacional se ha acentuado en las últimas semanas.

Así pues, he regresado a Bruselas convencido de un aspecto crucial: el aislamiento de Rusia en la comunidad internacional se ha acentuado en las últimas semanas. A pesar del uso masivo y cínico de desinformación y de mentiras flagrantes, Rusia está perdiendo terreno en la actual batalla de narrativas. Cada vez son más los países que entienden ahora que Putin está conduciendo al mundo en una dirección muy peligrosa y que se le debe impedir continuar haciéndolo.

La UE debe seguir colaborando con el resto del mundo

Al mismo tiempo, he comprendido la necesidad de que la UE colabore con el resto del mundo y de que ayudemos a los países más vulnerables del Sur Global a hacer frente a las crisis alimentaria y energética causadas por la guerra.

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