Contra el nacionalismo vacunal, por el multilateralismo vacunal

13.11.2020

13/11/2020 — Blog del AR/VP — Con el anuncio de la vacuna de BioNTech, empezamos a ver la luz al final del túnel de la COVID-19. Sin embargo, este avance conlleva el riesgo de un «nacionalismo vacunal». Desde el principio, en la UE hemos optado claramente por un enfoque multilateral. Este enfoque debe convertirse también en la opción mundial.

«Tras los últimos comunicados sobre los avances en las vacunas contra la COVID-19, ahora debemos evitar todo "nacionalismo vacunal". Para no dejar a nadie atrás, el enfoque multilateral de la UE debe convertirse en la opción mundial».

Tras varios meses difíciles intentando superar la pandemia de COVID-19, y con 1,3 millones de fallecidos en todo el mundo, por fin empezamos a ver la luz al final del túnel. El 9 de noviembre, la empresa alemana BioNTech y su socio estadounidense Pfizer anunciaron (enlace externo) importantes avances en el desarrollo de una vacuna.

Un proyecto de vacuna apoyado por la Unión Europea

Este proyecto concreto se ha llevado a cabo con un importante apoyo del Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas y el Programa Marco de Investigación de la UE, «Horizonte 2020», así que los europeos podemos sentirnos particularmente orgullosos de este éxito. La vacuna de BioNTech utiliza un método innovador basado en el código genético del virus. También hay otros proyectos de vacunas que están entrando en las fases finales de los procedimientos de ensayo y certificación.

«Lo que estamos viendo es el éxito de la comunidad científica y la estrecha colaboración entre universidades e institutos públicos y el sector privado».

Estos avances no habrían sido posibles sin los enormes esfuerzos de los científicos de todo el mundo, que han trabajado a toda máquina para desarrollar una vacuna contra un virus del que no se sabía nada hace menos de un año. Lo que estamos viendo es el éxito de la comunidad científica y la estrecha colaboración entre universidades e institutos públicos y el sector privado.

Aunque los resultados de los ensayos clínicos aún son preliminares, infunden la esperanza de que esta y otras vacunas estén disponibles en un futuro próximo. Se trata, sin reservas, de una buena noticia, pero esta esperanza solo se materializará si se vacuna rápidamente a todo el mundo. Nadie estará realmente seguro hasta que todo el mundo esté seguro. Y el relanzamiento de la economía mundial depende de que todos los países tengan acceso a vacunas, independientemente de su nivel de ingresos.

«Esta esperanza solo se materializará si se vacuna rápidamente a todo el mundo. Nadie estará realmente seguro hasta que todo el mundo esté seguro».

Todavía no sabemos qué vacunas cruzarán la línea de meta, ni en qué orden, ni en qué momento. Desarrollar una vacuna es una cosa; producirla y distribuirla es otra. En el caso de la candidata de BioNTech/Pfizer, por ejemplo, se necesitarán dos dosis para lograr la inmunización, lo que, multiplicado por los 8 000 millones de personas de todo el planeta, significa que se precisan al menos 16 000 millones de dosis. Ninguna empresa tiene, por sí sola, semejante capacidad de producción.

Además, este nuevo tipo de vacuna debe mantenerse a temperaturas inferiores a -70 °C, lo cual excede con mucho las capacidades de los frigoríficos domésticos que suelen utilizarse en los consultorios de los médicos generalistas. Se trata de un reto para la UE, pero el desafío que plantea la distribución de la vacuna a pueblos remotos de Níger, Perú o Kiribati es aún mayor. Las otras vacunas que se están estudiando pueden tener requisitos diferentes.

«Lo que tenemos que hacer ahora es establecer los planes, los recursos y las infraestructuras necesarios para distribuir las vacunas en todo el mundo. No podemos permitirnos esperar y correr el riesgo de perder más tiempo y más vidas».

Esta es la razón por la que tenemos que prepararnos con antelación y establecer ahora los planes, los recursos y las infraestructuras necesarios para distribuir con rapidez y seguridad las vacunas en Europa y en nuestros países socios, tan pronto como estas estén disponibles. No podemos permitirnos esperar hasta que esté lista una vacuna y correr el riesgo de perder más tiempo y más vidas.

Debemos evitar el «nacionalismo vacunal»

Sin embargo, solo nos beneficiaremos de estos logros sin precedentes si evitamos el «nacionalismo vacunal», es decir, si evitamos que los países restrinjan indebidamente el acceso a las vacunas. En efecto, se corre el riesgo de que, como de costumbre, los más fuertes y ricos forcejeen para ser los primeros de la cola.

Otro de los riesgos que corremos es el de la «diplomacia vacunal». Como ocurrió con la «diplomacia de las mascarillas» a principios de 2020, algunos países podrían vincular el acceso a los indispensables tratamientos médicos a condiciones de obediencia o adhesión política. La UE defiende exactamente lo contrario: las vacunas no deben utilizarse como moneda de cambio ni convertirse en el coto de los ricos. Deben tratarse como bienes públicos mundiales y distribuirse sin discriminación, en función de las necesidades médicas.

«Desde el principio mismo de esta pandemia, la Unión Europea ha optado por el multilateralismo y la cooperación en lugar del nacionalismo y la competencia».

Desde el principio mismo de esta pandemia, la Unión Europea ha optado por el multilateralismo y la cooperación en lugar del nacionalismo y la competencia. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, organizó una conferencia internacional de donantes, que permitió recaudar casi 16 000 millones de euros para hacer frente a la enfermedad, y la Resolución (enlace externo) sobre la COVID-19 promovida por la UE fue adoptada en la Asamblea Mundial de la Salud del pasado mes de mayo.

La UE y sus Estados miembros aportan 870 millones de euros al Mecanismo de Acceso Mundial a las Vacunas contra la COVID 19 (Mecanismo COVAX)

La UE ha suscrito acuerdos de adquisición anticipada con diferentes fabricantes de vacunas para satisfacer las necesidades de Europa y, al mismo tiempo, también ha comprometido 400 millones de euros para financiar el Mecanismo COVAX (enlace externo), a través del cual los países de renta baja y media pueden acceder a las vacunas contra la COVID-19. En el Foro de París sobre la Paz, celebrado de forma virtual, la presidenta Ursula von der Leyen anunció esta semana que aportaremos otros 100 millones de euros en apoyo al Mecanismo COVAX.

Varios Estados miembros de la UE también están aportando una contribución nacional, un ejemplo más de la capacidad del Equipo Europa: la UE y sus Estados miembros están movilizando conjuntamente 870 millones de euros destinados al Mecanismo COVAX. Como ha declarado mi colega Jutta Urpilainen, comisaria de Asociaciones Internacionales: «La UE está demostrando la seriedad de nuestro compromiso de no dejar a nadie atrás y de hacer de la vacuna contra la COVID-19 un bien público mundial».

El Mecanismo COVAX sigue necesitando financiación.

Este mecanismo, creado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Alianza GAVI y la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias (CEPI), tiene por objetivo proporcionar 2 000 millones de dosis vacunales a las personas más vulnerables y a los trabajadores sanitarios. Hasta la fecha, 186 países se han unido al Mecanismo COVAX. Como ha declarado esta semana mi colega Stella Kyriakides, comisaria de Salud y Seguridad Alimentaria: «El año que viene se necesitará más apoyo para producir y distribuir en todo el mundo una vacuna segura y eficaz tan pronto como esté disponible». Por eso hago un llamamiento para que más países se sumen a la UE y apoyen la misión vital del Mecanismo COVAX.

Tenemos que aunar fuerzas con socios de todo el mundo

Es esencial que aunemos fuerzas con socios de todo el mundo, incluidas las organizaciones empresariales y de la sociedad civil, para organizar la distribución mundial de vacunas contra la COVID-19 y garantizar la fiabilidad de las cadenas de suministro a escala mundial.

Cada país y cada región tienen sus particulares puntos fuertes. Algunos, como la India, tienen mucha experiencia en la producción o distribución de vacunas en condiciones climáticas difíciles. También tenemos que colaborar estrechamente con África para aprovechar su experiencia en la gestión de enfermedades infecciosas sobre el terreno, apoyar a sus instituciones de salud pública y asociarnos con su incipiente industria de vacunas.

El Servicio Europeo de Acción Exterior, junto con sus delegaciones y la Comisión Europea, ya están trabajando para establecer estas asociaciones. Este asunto formará parte de nuestros debates con los países de la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental y la India en las próximas semanas. También ocupará un lugar importante en nuestro debate del 9 de diciembre con los dirigentes de la Unión Africana.

Tenemos que mejorar nuestra preparación frente a las pandemias

Por último, debemos aprovechar la crisis para mejorar nuestra preparación frente a las pandemias a escala mundial. Los científicos llevan años advirtiendo que la destrucción de hábitats aumenta la probabilidad de transmisiones zoonóticas, capaces, a su vez, de generar pandemias. Tenemos que prevenir esta destrucción, pero también debemos definir protocolos para mejorar la detección de las enfermedades emergentes. Asimismo, debemos comprender las razones del escepticismo y la desconfianza de parte de nuestra población ante las vacunas y elaborar estrategias para asegurarnos de que las vacunas sean consideradas seguras y fiables.

«En particular, debemos dotar a la OMS de las herramientas necesarias para gestionar los retos sanitarios del siglo XXI. Vamos a debatir urgentemente esta cuestión con el nuevo Gobierno de los Estados Unidos y con los demás socios del G-20».

Por todas estas razones, debemos seguir trabajando de manera colaborativa y multilateral, reuniendo a investigadores, empresas y países. En particular, debemos dotar a la OMS de las herramientas necesarias para gestionar los retos sanitarios del siglo XXI. Vamos a debatir urgentemente esta y otras cuestiones con el nuevo Gobierno de los Estados Unidos y con los demás socios del G-20.

Por su parte, la UE seguirá apoyando el esfuerzo mundial para la investigación vacunal y la producción y distribución masiva de vacunas seguras contra la COVID-19. Sin dejar a nadie atrás.

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