Un importante espacio para fortalecer la asociación UE-México
La relación entre México y la Unión Europea (UE) atraviesa uno de sus mejores momentos. En un contexto global que demanda alianzas sólidas, basadas en la confianza y los valores compartidos, nuestra asociación se consolida como un modelo de cooperación entre iguales: abierta, sostenible e inclusiva.
En este marco, la semana pasada se celebró el VI Foro México–Unión Europea, que confirmó el excelente estado de la relación bilateral. Organizado por la Fundación Euroamérica y por la Unión Europea, bajo el lema Oportunidades y desafíos comunes. Cómo reforzar nuestra asociación económica y política desde la inclusión y la sostenibilidad, este espacio reunió a figuras clave del gobierno, el sector privado, la academia y la sociedad civil para dialogar sobre cómo aprovechar al máximo el enorme potencial de nuestra asociación estratégica.
Tuve el honor de inaugurar el Foro junto al comisario europeo de Asociaciones Internacionales, Jozef Síkela; la subsecretaria de Relaciones Exteriores, María Teresa Mercado, y Ramón Jáuregui, presidente de la Fundación Euroamérica. A lo largo de las sesiones tuvimos el privilegio de contar con la participación de la secretaria de Energía, Luz Elena González; el secretario de Salud, David Kershenobich, y la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena, quien se encargó de clausurar de manera magistral el foro. Los tres coincidieron en que, juntos, México y la UE pueden construir un futuro más próspero, inclusivo, justo y sostenible.
El evento reunió también a muchas otras voces relevantes: el subsecretario de Desarrollo Sostenible y Economía Circular, José Luis Samaniego; la subsecretaria del Derecho a una Vida Libre de Violencias, Ingrid Gómez Saracibar; Andrés Lajous, titular de la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario; Altagracia Gómez, coordinadora del Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Relocalización de Empresas, y Francisco Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial. Nos acompañaron, asimismo, los senadores Alejandro Murat, Beatriz Robles, Francisco Ramírez Acuña y Ana Lilia Rivera. Las intervenciones presenciales se complementaron con participaciones virtuales desde Europa, entre ellas la de la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, y el embajador de México ante la Unión Europea, Rogelio Granguillhome. La participación de todas estas personalidades simboliza el compromiso compartido de ambas partes con un diálogo franco, constructivo y orientado al futuro, centrado en el fortalecimiento de nuestra asociación estratégica.
A lo largo de dos días abordamos los temas que están definiendo nuestro presente y nuestro futuro común: la transición energética, la economía circular, la movilidad sostenible, las inversiones verdes, la cohesión social y la igualdad de género. Una vez más quedó de manifiesto que la UE y México no sólo comparten intereses, sino también una visión del mundo. Apostamos por un desarrollo sostenible, por un comercio justo y basado en reglas, y por la defensa del multilateralismo y la paz. En un momento de tensiones globales y fragmentación, la fuerza de nuestra relación radica precisamente en esa coincidencia de principios.
La dimensión económica de esta relación es una prueba tangible de su solidez. En 2024, el intercambio de bienes superó los 82 mil millones de euros, mientras la UE se consolidó como el segundo inversor extranjero en México, con más de 209 mil millones de euros en inversión directa. Estas cifras reflejan la confianza mutua en la estabilidad, la apertura y el potencial de ambos socios. Pero, más allá de los números, lo que realmente distingue a nuestra asociación es su enfoque en las personas. A través de iniciativas como Global Gateway —la estrategia europea de inversión para el desarrollo sostenible— y el Plan México de la presidenta Sheinbaum, trabajamos juntos en proyectos concretos que mejoran la vida de nuestras comunidades: desde la transformación del sargazo en una cadena de valor sostenible, hasta inversiones en movilidad eléctrica, salud, energías limpias y digitalización.
El nuevo Acuerdo Global Modernizado entre México y la Unión Europea será un nuevo hito en nuestra relación. Su firma, prevista para principios de 2026, marcará el paso hacia una relación aún más sólida y estratégica. Una vez firmado y ratificado, ofrecerá un marco renovado para el comercio, la inversión y la cooperación política. Eliminará casi todos los aranceles, reducirá las barreras técnicas, facilitará la participación de las pequeñas y medianas empresas y fomentará inversiones sostenibles con alto valor agregado. Será, en definitiva, un instrumento moderno para generar prosperidad compartida.
México es, para la UE, un socio de largo plazo, un aliado en los foros internacionales y un actor clave en la región latinoamericana y el mundo. Del mismo modo, la UE es para México un socio confiable, estable y comprometido con el desarrollo sostenible.
Nuestra tarea ahora es convertir las oportunidades en realidades: que el comercio y la inversión sigan creciendo, que nuestras transiciones energética y digital se aceleren, que la cooperación científica y educativa se amplíe. Pero, sobre todo, que este esfuerzo conjunto se traduzca en beneficios concretos para las personas: más empleos, más innovación, más sostenibilidad y más inclusión.
El futuro de la relación México-UE se escribe con optimismo. Este foro ha sido una prueba de ello: un punto de encuentro que reafirmó nuestra voluntad política, la confianza mutua y una visión compartida. Porque lo que une a México y a la UE, más allá de cifras o acuerdos, es la convicción de que la cooperación y la sostenibilidad son el mejor camino hacia un futuro común más próspero, justo y verde que no deje a nadie atrás.
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