Una actuación más firme de la UE contra las violaciones de los derechos humanos

10/12/2020 - Blog del AR/VP - En el Consejo de Asuntos Exteriores del pasado lunes, los Estados miembros decidieron poner en marcha un nuevo régimen general de sanciones de la UE en materia de derechos humanos para reforzar nuestra acción colectiva en este ámbito. Actuar en defensa de los derechos humanos no solo es lo correcto, también es nuestro interés: más derechos humanos significan más libertad, prosperidad y paz para todos nosotros.

 

Hace un año, en el primer Consejo de Asuntos Exteriores que presidí, los Ministros de Asuntos Exteriores de la UE dieron su acuerdo político a la creación de un nuevo instrumento de la UE para perseguir a los autores de graves violaciones y abusos de los derechos humanos en todo el mundo. El camino para llegar a ese acuerdo fue largo y complejo, como ya he contado en este blog, pero el resultado mereció la pena. El nuevo régimen nos permite imponer sanciones independientemente de dónde se hayan producido las violaciones y abusos de los derechos humanos, sin tener que crear nuevos regímenes de sanciones específicos para cada país, como habíamos tenido que hacer hasta ahora. Ahora disponemos de nuevas herramientas para mejorar los mecanismos de rendición de cuentas y para luchar contra la impunidad.

Los derechos humanos están, como solemos decir, en el ADN de la Unión Europea. Sin embargo, ¿cómo podemos defenderlos en un mundo en el que, como comprobamos a diario, el respeto de estos derechos está en retroceso? Cada día, en diferentes partes del mundo, la UE y sus Estados miembros trabajan de manera concreta en este tema. Estamos presentes como observadores en juicios y elecciones sobre el terreno, apoyando a los defensores de los derechos humanos y poniéndolos a salvo, trabajando en proyectos para promover los derechos de las mujeres y apoyando a la sociedad civil.

Pero todos conocemos la dura realidad del mundo actual. A pesar de nuestros mejores esfuerzos, la esclavitud, los niños soldados, la tortura, el asesinato de civiles, la trata de seres humanos y muchos más delitos siguen produciéndose cada día. El mundo está lleno de ejemplos: en la República Democrática del Congo, como en otros lugares, las mujeres son objeto de violencia sexual generalizada a consecuencia del conflicto que asola el país; en Siria, Afganistán, Yemen y otros países, las familias se ven obligadas a huir de sus hogares debido a los conflictos; en muchos países, mujeres y hombres valientes se consumen en las cárceles porque se han atrevido a expresar su opinión; y todos hemos sido testigos de la represión violenta de los manifestantes pacíficos en Bielorrusia.

Más allá de las resoluciones y declaraciones: actuaciones de la UE en apoyo de los derechos humanos

Cuando todo esto sucede, la UE debe ir más allá de la adopción de resoluciones y la lectura de declaraciones: tenemos que actuar. Ya hemos recurrido a los acuerdos comerciales, la supervisión de elecciones, las misiones de gestión de crisis, los diálogos y directrices sobre derechos humanos para abordar estas cuestiones sobre el terreno. La UE puede responder también a las violaciones de los derechos humanos suspendiendo la ayuda al desarrollo (como en el caso de Burundi) o retirando las preferencias comerciales en el marco de la iniciativa «Todo menos armas» (suspendida temporalmente en el caso de Camboya).

Y luego están las sanciones. La UE lleva años utilizando esta herramienta para luchar contra las violaciones y los abusos contra los derechos humanos. Hemos recurrido a la prohibición de visados, la inmovilización de activos y otras medidas, como la prohibición de la venta de armas y equipos utilizados para la represión interna, medidas que afectan a las personas y entidades responsables. Lo hemos hecho, por ejemplo, en los casos de Libia, Venezuela, Bielorrusia, la RDC y Myanmar/Birmania.

 

«Ya no tenemos que acordar un marco de sanciones específico para cada país en el que sabemos que se producen violaciones, lo que nos ahorrará mucho tiempo».

 

Hace un año decidimos que había llegado el momento de dar un paso más: había que desarrollar un régimen de sanciones de alcance verdaderamente global. Este trabajo ha dado ya sus frutos.

El nuevo régimen general de sanciones de la UE en materia de derechos humanos no estará limitado por las fronteras, ni será específico para un solo país. Nos permitirá atacar a agentes estatales y no estatales, independientemente de dónde se encuentren y de si cometen violaciones y abusos en su propio Estado, en otro Estado o de manera transfronteriza. Ya no tenemos que acordar un marco de sanciones específico para cada país en el que sabemos que se producen violaciones, lo que nos ahorrará mucho tiempo.

El nuevo régimen incluirá una excepción específica, que permitirá a los Estados miembros conceder una autorización a los operadores humanitarios para garantizar que la población civil no se vea afectada por el comportamiento de sus dirigentes.

¿Qué queda por hacer?

La adopción del régimen general de sanciones de la UE en materia de derechos humanos es un hito importante, pero nuestro trabajo no acaba ahí. Ahora tenemos que decidir cómo usar este régimen para que sea lo más eficaz posible y qué casos concretos han de abordarse. Si bien tanto los Estados miembros como yo mismo, como alto representante, podemos formular propuestas, son los Estados miembros quienes han de decidir por unanimidad. No es un secreto que he propuesto el uso de la votación por mayoría cualificada para poder tomar decisiones más rápidas sobre la inclusión de casos concretos en la lista de intervenciones, pero esta propuesta no logró el acuerdo de todos los Estados miembros.

No cabe duda de que cualquier decisión sobre la inclusión en la lista será un ejercicio delicado en el que tendremos que hilar muy fino. Pero una cosa está clara: tendremos que demostrar desde el principio la voluntad política de utilizar este nuevo régimen y de incluir en él una serie de casos significativos y jurídicamente sólidos.

En un mundo en el que algunos intentan rechazar o redefinir la universalidad de los derechos humanos, la UE debe ser más que una fuerza moral. Tenemos que ser más firmes y actuar. Como escribió el poeta irlandés Seamus Heaney, hemos de «proporcionar un sistema de amplificación mundial para una voz que aún es débil». Y para ello necesitábamos este régimen general de sanciones de la UE en materia de derechos humanos.

En resumen, el resultado dependerá, en gran parte, de cómo decidamos, colectivamente, utilizar esta nueva herramienta en la práctica, pero hemos dado una señal a los defensores de los derechos humanos del mundo: La UE puede ahora actuar más firmemente en materia de derechos humanos.

 

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