Diferentes puntos de vista sobre la guerra de agresión rusa y el refuerzo de nuestra asociación con el Golfo

04.05.2022

Blog del AR/VP – La invasión rusa de Ucrania tiene ramificaciones de gran alcance más allá de Europa. El pasado fin de semana estuve en Qatar y Kuwait, en visitas bilaterales, para hablar en el Foro de Doha y reunirme con una serie de interlocutores internacionales. La guerra y sus consecuencias estaban en la mente de todos. Para hacer frente a estas consecuencias, debemos reforzar la cooperación con los países del Golfo.

«Para muchos países, la agresión rusa contra Ucrania no deja de ser uno de tantos conflictos mundiales que requieren atención.» Josep Borrell

 

Solo han transcurrido unos meses desde mi última visita al Golfo, pero el mundo ya no es el mismo: el presidente Putin trajo la guerra a Europa a una escala e intensidad que no se habían visto desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. La invasión rusa supone un momento decisivo para el futuro del orden internacional basado en normas. Decidirá si vivimos en un mundo basado en las normas o en el poder.

El conflicto de Ucrania como «uno de tantos»

Estas fueron las principales cuestiones que debatí a lo largo de la visita con representantes del mundo árabe, el «Sur Global» y otros participantes del Foro de Doha. La intervención virtual en directo del presidente Zelenski en la apertura marcó el tono del Foro, pero en el panel de debate en que participé y durante las reuniones que mantuve con los dirigentes de Qatar y Kuwait, y con otros dirigentes, una cosa quedó clara: si bien existe una oposición común de principio a la agresión de Rusia y al uso de la fuerza, para muchos países, la guerra en Ucrania no deja de ser uno de tantos conflictos mundiales que requieren atención. A diferencia de Europa, la guerra forma parte de la vida cotidiana de muchas personas en todo el mundo y, en particular, en Oriente Próximo.

Además, oí cómo la reacción de la UE y las sanciones que hemos adoptado suscitaban preocupación en cuanto a la posibilidad de que resultasen ineficaces a la hora de cambiar el comportamiento del presidente Putin y de que perjudicasen a las economías de otros países y diesen lugar a sistemas financieros y cadenas de producción paralelos.

Dado que Rusia y Ucrania son importantes productores de trigo (30 % de las exportaciones mundiales), el ataque de Rusia a Ucrania y su decisión de detener las exportaciones, bloqueando el mar Negro, pueden provocar, en efecto, una inseguridad alimentaria que afecte a millones de vidas y crear inestabilidad en Oriente Próximo y África. La UE es muy consciente de estos riesgos y estamos estudiando la forma de ayudar a los países más afectados.

Junto con muchas preocupaciones justificadas, en muchos países se presenta un relato que acusa a Europa de dobles raseros, de centrarse demasiado en sí misma y de no tener en cuenta consecuencias como el aumento de los precios de los alimentos. Y con su conocida maquinaria de mentiras y desinformación, Rusia explota este tipo de preocupaciones y antiguos relatos anticolonialistas para tratar de culpar a la UE o a «Occidente».

 

«Es Rusia la que está causando un enorme sufrimiento humano, inseguridad alimentaria, el aumento de los precios de otros productos básicos y la perturbación de las cadenas de suministro.»

 

Para responder a este relato, primero tenemos que explicar lo que realmente está sucediendo sobre el terreno y quién está causando este inmenso daño a Ucrania y a todo el mundo. Es Rusia quien atacó a Ucrania ignorando por completo las normas de la política internacional y la Carta de las Naciones Unidas. Es Rusia la que está causando un enorme sufrimiento humano en Ucrania y haciendo que ya sean 3,7 los millones de personas que huyen de su violencia, una cifra que aumenta cada día. El modelo de la intervención militar de Rusia en Ucrania, incluido el ataque deliberado de infraestructuras civiles entre otros elementos, se asemeja trágicamente al aplicado en Siria durante la última década, que causó un sufrimiento igualmente dramático en ese país. Es evidente que es la guerra de Rusia contra un país soberano que no planteaba ningún tipo de amenaza lo que causa inseguridad alimentaria, el aumento de los precios de otros productos básicos y la perturbación de las cadenas de suministro.

Teniendo esto en cuenta, es evidente que la crisis actual no tiene nada que ver con ningún enfrentamiento entre Oriente y Occidente ni con un conflicto que es menos pertinente para el «Sur Global». La guerra contra Ucrania no es solo una cuestión europea ni occidental. Pone en peligro a todo el mundo, porque intenta respaldar el enfoque de «la ley del más fuerte», como dije durante la sesión del Foro de Doha, y las consecuencias de la agresión rusa no solo afectarán a Ucrania o a Europa. Afectarán también a los países vulnerables de Oriente Próximo y África.

 

«La guerra contra Ucrania no es solo una cuestión europea ni occidental. Pone en peligro a todo el mundo.»

 

Expliqué a mis diversos interlocutores que, desde su creación, la UE siempre ha apoyado un mundo en el que se respete el Derecho internacional, en el que no haya sitio para la guerra y en el que los conflictos se resuelvan mediante el diálogo y las negociaciones. Siempre y en todas partes hemos intentado resolver los conflictos, ya sea en Palestina, Siria, Yemen o Irak, y hemos contribuido a aliviar el sufrimiento de la población civil con recursos considerables. No solo ahora, cuando la guerra se está produciendo a nuestras puertas. Seguiremos esforzándonos por defender la Carta de las Naciones Unidas y el orden internacional basado en normas. La UE está trabajando en pro de la condena internacional y el aislamiento más amplios posibles de Rusia y queremos colaborar estrechamente con los países de Oriente Próximo y del Golfo para convencer a Rusia de que ponga fin a esta guerra sin sentido. A este respecto, nos alegra que la mayoría de los países árabes y del Golfo apoyen estos esfuerzos y hayan votado también a favor de las dos recientes resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas que condenan la agresión de Rusia.

Asociación UE-Golfo

Sin embargo, nuestro gran interés en desarrollar una asociación estratégica más sólida con el Golfo no solo obedece a las temerarias acciones del presidente Putin. El pasado mes de febrero en Bruselas, la UE ya debatió con los ministros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) un nuevo nivel de ambición para nuestra cooperación y, durante mi misión, prosiguió el compromiso en materia de energía y transición ecológica, seguridad regional, comercio mundial y seguridad y protección de importantes rutas comerciales.

Obviamente, uno de los principales retos es la seguridad energética y la necesaria aceleración de la transición ecológica. En nuestras reuniones, tanto el emir Tamim bin Hamad Al Thani como el jeque bin Abdulrahman Al Thani, viceprimer ministro / ministro de Asuntos exteriores, confirmaron el interés de Qatar en construir una asociación estratégica a largo plazo con la UE. Aunque la capacidad de suministrar GNL adicional a Europa es limitada a corto plazo, confío en que Qatar esté dispuesto a reservar una mayor producción para la UE a partir de 2025. Esto puede ser un elemento importante para nuestra estrategia REPowerEU, tanto en términos de diversificación del suministro de gas como de suministro de otras fuentes de energía, como hidrógeno verde y energías renovables.

 

«Nuestra asociación con el Golfo se centra en la energía y la transición ecológica, la seguridad regional, el comercio mundial y la seguridad y protección de las rutas comerciales.»

 

Del mismo modo, las conversaciones con el jeque Meshal Al-Jaber Al-Sabah, príncipe heredero de Kuwait, el jeque Sabah Al-Khalid Al-Sabah, primer ministro de Kuwait, y Ahmed Nasser Al-Sabah, ministro de Asuntos Exteriores de Kuwait, trataron el importante papel que desempeña este país en la estabilización del mercado internacional del petróleo.

Asimismo, la UE y el Golfo son socios naturales para promover la distensión, el diálogo y el fomento de la confianza. En este caso, un ámbito clave es, por ejemplo, la seguridad marítima en torno al estrecho de Ormuz o en el mar Rojo y el esfuerzo por mejorar el conocimiento de la situación y los mecanismos de intercambio de información para todos los vecinos del Golfo. La UE puso en marcha en febrero de 2022 una nueva presencia marítima común europea en el océano Índico noroccidental, que abarca los mares desde la India al Cuerno de África y el estrecho de Ormuz. Por lo que respecta a la seguridad regional, también informé a mis interlocutores sobre el estado de las conversaciones en curso sobre el acuerdo nuclear con Irán, e intercambié información sobre la situación en Afganistán, donde nuestros socios qataríes desempeñaron y siguen desempeñando un papel fundamental, al facilitar los contactos con las autoridades talibanas de facto, más allá del apoyo prestado para garantizar las evacuaciones y ayudar a la UE a restablecer su presencia en Kabul tras la toma del control por los talibanes.

Además, me hablaron mucho sobre las ambiciosas medidas adoptadas para aplicar las «Visiones» que los dirigentes de Qatar y Kuwait tienen para el cambio social y económico de sus países, ambiciosas al igual que las de otros socios de la región. De hecho, estos planes coinciden en muchos aspectos con las ideas de la UE para el futuro de nuestra asociación.

«No siempre estamos de acuerdo en todo y existen diferencias, pero la UE y los países del Golfo comparten muchos objetivos e intereses mutuos.»

 

Naturalmente, no siempre estamos de acuerdo en todo y existen diferencias, por ejemplo, en materia de derechos humanos. Sin embargo, vuelvo de mi misión con la confirmación de que la UE y los países del Golfo comparten muchos objetivos e intereses mutuos en cuestiones mundiales clave y que debemos profundizar nuestra asociación para contribuir a la responsabilidad y la estabilidad mundiales. Sobre la base de los debates del Consejo ministerial UE-CCG de febrero, avanzaremos en este sentido y concretaremos nuestras ambiciones en una «Comunicación conjunta» sobre la Asociación con el Golfo, que la UE tiene previsto adoptar en las próximas semanas.