San Pedro de Lóvago, un municipio verde con apoyo de la Unión Europea

15.01.2020

José Antonio Meneses, de 35 años, es uno de los beneficiarios de la UE en esta zona del país. Él aún se pellizca porque tener agua potable por tubería, dentro de su casa, le parece un sueño. Semanas atrás, todavía recuerda que iba al pozo más cercano para poder tener acceso al agua, pues solo así lograba, con su familia, bañarse al menos día de por medio, consumirla, lavar los trastes y la ropa.

Con el objetivo de conocer de primera mano la realidad de los pobladores del departamento de Chontales y evidenciar a través los mismos beneficiarios cómo la cooperación  europea está ayudando a cambiar la vida de los nicaragüenses en situaciones más difíciles, el Embajador de la Unión Europea en Nicaragua, Pelayo Castro, continuó su recorrido por el país.

 

“Revitaliza nuestro compromiso con los nicaragüenses, especialmente con las poblaciones más necesitadas y vulnerables, comprobar en el terreno la felicidad de las familias por tener agua potable accesible, electricidad en casa por primera vez mediante la energía solar, cocinas que reducen el humo y el consumo de leña en beneficio de la salud y el medio ambiente o un vertedero acondicionado adecuadamente para el manejo de desechos”, dijo el Embajador Pelayo durante una reciente visita a proyectos de cooperación de la UE en San Pedro de Lóvago, Chontales.

 

José Antonio Meneses, de 35 años, es uno de los beneficiarios de la UE en esta zona del país. Él aún se pellizca porque tener agua potable por tubería, dentro de su casa, le parece un sueño.  Semanas atrás, todavía recuerda que iba al pozo más cercano para poder tener acceso al agua, pues solo así lograba, con su familia, bañarse al menos día de por medio, consumirla, lavar los trastes y la ropa.

 

“El agua no era potable y a mí me tocaba caminar unos 60 metros para llegar al pozo y darle entre 37 y 40 vueltas a la bomba para obtenerla, era nuestra rutina, y ahora solo es abrir la llave de la casa y ya ¡tenemos agua buena!”, rememoró.

 

Otros debían caminar hasta un kilómetro o más para llenar sus recipientes de agua en uno de los 12 pozos de la zona, seis de los cuales estaban contaminados.

 

Aunque los habitantes obtenían el vital líquido, lidiaban con enfermedades como diarreas, parásitos, dolores de estómago y cabeza.  “Yo iba regularmente al centro de salud, porque además teníamos zancudos alrededor de los pozos y nos enfermábamos, pero ahora tenemos agua limpia gracias a la cooperación europea y a nuestras autoridades”, relató Fanny Urania Cruz, de 46 años.

 

José y Fanny son parte de las 44 familias que ahora cuentan con agua potable, impulsada por energía solar en Zanzíbar, una comunidad ubicada a 40 kilómetros de San Pedro de Lóvago, gracias a una alianza entre la alcaldía del municipio, comunitarios, Unión Europea (UE), Oikos y Renovables.

 

El agua potable llegó a las viviendas de Zanzíbar desde septiembre y octubre pasado, como parte del proyectoPromoviendo un municipio verde con una gestión pública participativa e incluyente en San Pedro de Lóvago”, apoyado por la Unión Europea.

 

JUNTOS POR LA PROTECCIÓN DEL MEDIOAMBIENTE

El éxito de este proyecto radica en el trabajo en equipo. Junto a la cooperación de la Unión Europea, está la participación activa de los beneficiarios que se encargaron de zanjear durante 950 días, también aportaron materialmente con tubos y medidores.

 

La Alcaldía, Oikos y Renovables, instalaron los equipos y capacitaron a los beneficiarios para asegurar la sostenibilidad del sistema que tendrá una duración aproximada de 20 años.

 

El proyecto en San Pedro de Lóvago también incluyó la entrega, sin costo, de 60 paneles solares a igual número de familias que no contaban con luz en sus casas y que, por la distancia, les era difícil tener acceso a algún tipo de energía. Asimismo, proporcionó cocinas “limpias” y la construcción de un relleno sanitario.

 

Los paneles se instalaron en las comunidades de Bulún, la Pintada, Potrero Serrado, Muluco, San Bartolo, los Meleros, Cunagua y Venecia-la Palma.

 

Doña Carmen Blandón Castillo, de 68 años, manifestó que el panel le cambió la vida. “He dejado de utilizar el candil y el foco, porque cuando no tenía luz pegábamos carreras hasta San Pedro para buscar el kerosene y las baterías (para la linterna) sino nos quedábamos a oscuras.  Esos viajes ahora ya no los hacemos, y tengo luz para compartir con los vecinos, para planchar, cargar el celular, y ya podemos irnos a dormir hasta las 9:00 ó 9:30 de la noche.  Ya no nos acostamos tan temprano”, resaltó.

 

Por otro lado, don Agustín Blandón afirmó que, además de encargarse de construir cocinas “limpias” y sensibilizar sobre su utilización a otras personas, se benefició con una nueva estufa eficiente.  “En la casa no hay humo por todos lados, ya que se usa menos leña, la comida es rica, la cocina es eficiente y ya no sufrimos con la tos, no nos enfermamos. Yo estoy agradecido porque nos ha llegado esta tecnología”, sostuvo.

 

De acuerdo con Yeison Morales Vargas, coordinador del proyecto Municipio Verde en San Pedro de Lóvago, ya han otorgado 100 cocinas domésticas, en dos modelos: “Angélica”, cuyo costo comercial es de 197 dólares y “Daysi”, cuyo valor es de 212.54 dólares. Para los comunitarios beneficiados no tuvo costo, aunque sí apoyaron con la construcción del mesón para instalarlas y recibieron una capacitación sobre su uso.

 

Morales subrayó que ambos modelos de cocinas domésticas han implicado un ahorro de casi el 60% de leña para las familias beneficiadas.

 

ACONDICIONAMIENTO DE VERTEDERO Y MANEJO DE DESECHOS

En San Pedro de Lóvago, el proyecto también ha contemplado la construcción de un relleno sanitario, en el antiguo vertedero a cielo abierto del municipio, donde se depositaron los desechos durante 20 años.  El relleno tiene una extensión de 1.78 manzanas de tierra y contará con sitios para clasificar desechos orgánicos e inorgánicos.

 

“Con el avance que llevamos en el proyecto hemos constado que ya en las casas aledañas al relleno se han reducido las moscas hasta en un 90 por ciento, es decir hay menos reproducción de estos insectos”, reiteró Morales.

 

A futuro, la meta en San Pedro de Lóvago es la de capacitar a sus pobladores en separación de la basura, tomando en cuenta que el 68% de los desechos que se producen son orgánicos, y el restante es inorgánico.

 

“Se está diseñando un plan para recolectarla y la idea es que con el camión compactador que tenemos, podamos recolectar por la mañana la basura orgánica y dos días por semana, por la tarde, la inorgánica. La finalidad es que la clasifiquemos y la vendamos”, reflexionó Morales.