América Latina -Europa: la «otra» relación transatlántica

18/10/2020 - Blog del AR/VP En nuestro último Consejo de Asuntos Exteriores hemos hecho balance de nuestras relaciones con América Latina y el Caribe (ALC) en un momento en que esta región atraviesa una dramática crisis a causa de la COVID-19. Era muy necesario porque últimamente la región no ha ocupado un lugar destacado en nuestra agenda: tenemos que invertir esta tendencia.

«América Latina se enfrenta a la peor recesión de su historia. Tenemos que mostrar nuestra solidaridad con sus 665 millones de habitantes. Apoyar a la región para que logre una recuperación ecológica, digital, sostenible e inclusiva también redunda en nuestro interés.»

Nuestra asociación con América Latina es paradójica: pese a tener mucho en común, nuestras interacciones siguen estando muy por debajo de su potencial. Con América Latina compartimos efectivamente lenguas, cultura, historia y religión... Una parte importante de la población latinoamericana son descendientes de emigrantes europeos de los siglos XVI a XX, que partieron en busca de una nueva «tierra prometida» Buenos Aires o Santiago parecen ciudades europeas. Desde muchos puntos de vista, somos las personas más afines del mundo.

América Latina ha tenido una inmensa influencia cultural.

Sin embargo, es muy diferente de Europa. Su identidad es una mezcla de sus raíces indígenas y las influencias hispánica y portuguesa, pero también africana, francesa e italiana. Al desarrollar su propia personalidad, América Latina se está convirtiendo cada vez más en América del Sur. Como consecuencia de ello, América Latina ha tenido una inmensa influencia cultural durante el siglo pasado y ha sido un laboratorio de numerosas experiencias políticas. Sin embargo, también padece crónicamente una violencia social y política endémica.

 

Latin America

 

Muchos creyeron, cuando empecé a ejercer mis funciones de AR/VP, que por ser español iba a prestar gran atención a América Latina. Sin embargo, debido a las crisis en nuestra vecindad y a las restricciones del coronavirus, hace casi un año que no he podido viajar a la región. Tenemos que invertir esta tendencia: es el momento de implicarse más activamente.

El dramático impacto de la COVID-19 en América Latina

En julio, ya debatimos el dramático impacto de la COVID-19 en América Latina y el Caribe (ALC). Desde entonces, la situación se ha deteriorado aún más y es ahora la región más afectada por la pandemia, lo que ha dado lugar a un aumento alarmante de la pobreza y las desigualdades. Con solo el 8 % de la población mundial, la región registra actualmente un tercio de las muertes mundiales. Los sistemas sanitarios están a menudo sobrecargados y la región ha heredado una serie de características sociales, algunas de las cuales también están presentes en Europa, que han agravado el impacto de la pandemia: grandes sectores informales, pobreza, inseguridad, ciudades superpobladas, saneamiento inadecuado y asistencia sanitaria limitada.

Los avances del desarrollo han empezado a diluirse.

Incluso antes de la pandemia, la frustración crecía en la región a medida que los avances del desarrollo empezaban a diluirse. Parece muy probable un escenario a largo plazo de inestabilidad política, inseguridad y desafíos a la democracia y los derechos humanos. La delincuencia organizada aumenta en la región más violenta del mundo y el apoyo a la democracia ha caído a un mínimo histórico (del 61% al 48% en 2018 según  Latinobarometro (enlace externo)). 

La región sufre numerosas crisis políticas. Venezuela sigue siendo una herida abierta: 5,1 millones de venezolanos han buscado refugio en los países vecinos. La mayor crisis humanitaria de la región y una de las menos financiadas por la comunidad internacional. El conflicto interno y la violencia persisten en Colombia, Bolivia o Nicaragua, mientras las tensiones sociales crecen en varios países de la región. Venezuela y Colombia figuran ahora entre los principales países de origen de los solicitantes de asilo en la UE (en tercer y cuarto lugar, respectivamente). Sin embargo, como no llegan a nuestras costas en cayucos, arriesgando sus vidas, este flujo pasa inadvertido.

La peor recesión de la historia

El FMI advierte ahora de otra «década perdida» y prevé una contracción del 8,1% de las economías en 2020. Como la región se enfrenta a la peor recesión de la historia, demostrar nuestra solidaridad con sus 665 millones cuando más lo necesitan no es solo un imperativo moral. Es también es una oportunidad para intensificar el compromiso de la UE con una región cuya importancia estratégica ha pasado desapercibida durante demasiado tiempo.

 

«Cuando la región se enfrenta a la peor recesión de la historia, demostrar nuestra solidaridad con sus 665 millones no es solo un imperativo moral. Es también es una oportunidad para la UE.»

 

La atención que prestamos a la región ALC no es proporcional a su importancia. Juntos representamos casi un tercio de los votos en Naciones Unidas. El volumen de inversión extranjera directa (IED) en la región ALC asciende a 758 000 millones de euros; más del total de la inversión de la UE en China, India, Japón y Rusia juntos . La UE es también el principal socio para el desarrollo de la región y uno de los principales proveedores de ayuda humanitaria. Los contactos interpersonales son intensos: cerca de 6 millones de ciudadanos de la UE y la ALC trabajan y viven al otro lado del Atlántico. La UE ha negociado acuerdos de asociación, comercio o cooperación política con 27 de los 33 países, lo que convierte a ALC en la región con unos lazos institucionales más estrechos con la UE.

Un creciente sentimiento de abandono

Sin embargo, no se celebra una cumbre desde 2015 y ha habido pocas visitas de alto nivel. Esto no se ha pasado por alto: nuestras misiones diplomáticas informan de que crece el sentimiento de abandono. Al mismo tiempo, otros actores internacionales dan un paso al frente. Estados Unidos ha mantenido un compromiso constante y las inversiones chinas se han multiplicado por diez entre 2008 y 2018. De hecho, China nos ha superado recientemente como el segundo socio comercial más importante de América Latina.

 

«Otros actores internacionales dan un paso al frente: Estados Unidos ha mantenido un compromiso constante y las inversiones chinas se han multiplicado por diez entre 2008 y 2018.»

 

Agradezco por ello a Alemania su ofrecimiento para acoger una conferencia ministerial UE-ALC, prevista en Berlín en diciembre. Esta iniciativa podría poner en marcha una nueva dinámica de compromiso de alto nivel. También es urgente revitalizar las relaciones de la UE con México y Brasil, nuestros principales socios estratégicos en la región. Debemos avanzar rápidamente hacia la celebración de cumbres en 2021.

 

«Apoyar a América Latina para que logre una recuperación ecológica, digital, sostenible e inclusiva redunda en nuestro interés.»

 

Apoyar a los países ALC para que logren una recuperación ecológica, digital, sostenible e inclusiva redunda en nuestro interés. La ALC alberga la selva tropical amazónica, que representa el 50% de la biodiversidad del planeta y alrededor del 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Garantizar que la región avance hacia una senda de crecimiento más sostenible es una cuestión de interés mundial. Debe elevarse el nivel de ambición en el marco del Acuerdo de París antes de la COP 26 de 2021.

El acuerdo UE-Mercosur podría constituir un punto de inflexión

En ese sentido, el acuerdo UE-Mercosur podría constituir un punto de inflexión. Recuerdo haber viajado a Brasil y Argentina, como presidente del Parlamento Europeo, a principios de este siglo y escuchar que este acuerdo estaba «casi» concluido. Cerca de 20 años después, sigue estando «casi» concluido. Si se celebra, sería el mayor Acuerdo de Asociación jamás alcanzado por la UE y podría contribuir significativamente a la recuperación económica a ambos lados del Atlántico.

Pero soy consciente de que el clima político actual no facilita su ratificación. El Parlamento Europeo ha adoptado una resolución en la que advierte que, en su estado actual, este acuerdo no puede ser ratificado. También se opone un número significativo de Estados miembros en el Consejo. De modo que necesitamos dialogar con los parlamentos y los ciudadanos para atender mejor sus preocupaciones.

«El Acuerdo UE-Mercosur tiene una gran importancia geopolítica: ayuda a ambas regiones a evitar quedar colocadas en una posición subordinada en la confrontación entre Estados Unidos y China.

El Acuerdo UE-Mercosur no debe considerarse un mero acuerdo de libre comercio. Ni Mercosur ni la UE se crearon como simples zonas de libre comercio, y un acuerdo entre ambas tampoco puede reducirse a eso. Tiene una gran importancia geopolítica: es una herramienta que permite a ambas regiones responder mejor a la creciente confrontación entre Estados Unidos y China, en la que tanto América Latina como la UE corren el riesgo de quedar colocadas en una posición de subordinación estratégica.

Preocupaciones legítimas de los ciudadanos europeos

La UE que negoció el Acuerdo Mercosur a principios de la década de 2000 no es la misma que en 2020, y aún lo será menos cuando lleguemos a 2030 con nuestra Agenda del Pacto Verde Europeo. Es legítimo que los ciudadanos europeos duden en firmar un acuerdo con gobiernos que rechazan el Acuerdo de París y cuyas políticas en el Amazonas generan grandes preocupaciones medioambientales.

«Los costes del fracaso del Acuerdo UE-Mercosur serían considerables: tras 20 años de negociaciones, está en juego la credibilidad de Europa en la región.»

 

Sin embargo, los costes políticos y económicos del fracaso serían considerables: tras 20 años de negociaciones, está en juego la credibilidad de Europa en la región. El acuerdo debe considerarse una palanca de cambio de los modelos de producción y consumo. Debemos utilizarlo para fomentar el diálogo político y la convergencia normativa para la transición «ecológica» de ambos grupos regionales. Sin el acuerdo, perdemos un gran potencial de influencia para debatir estas cuestiones con los países ALC.

 «Debería ser posible reforzar el Acuerdo UE-Mercosur con instrumentos adicionales en materia de clima y medio ambiente, sin reabrir lo que ya se ha negociado.»

El acuerdo ya proporciona herramientas útiles para resolver este problema, y debería ser posible reforzarlo con instrumentos adicionales en materia de clima y medio ambiente, sin reabrir lo que ya se ha negociado. Como UE, estaríamos mejor con un acuerdo reforzado que sin él.

En cualquier caso, debemos ser más proactivos para trabajar juntos a nivel multilateral, identificando cuestiones específicas en las que dicha cooperación podría ser más fructífera. Estamos preparando una hoja de ruta más detallada de compromisos y acciones, que se presentará a principios del próximo año.

Una oportunidad única

Tenemos una oportunidad única, que no podemos permitirnos desaprovechar. Las relaciones con América Latina tienen un significado especial para mí. No obstante, estoy convencido de que beneficiará a toda la UE si logramos elevar nuestras relaciones al nivel que merecen.

 

 

 

 

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