La Unión Europea frente a los aranceles
El mundo vive tiempos de cambio. La decisión del presidente Donald Trump de imponer aranceles universales a todo el mundo, además de representar un golpe a la economía mundial, ha abierto un debate sobre el rumbo del comercio internacional. Ante este escenario, la Unión Europea (UE) ha reafirmado su compromiso con un comercio abierto, justo y basado en reglas. Aunque reconoce que el sistema global de comercio necesita ajustes y reformas, y está dispuesta a participar en ese proceso, la UE está convencida de que recurrir a los aranceles no debe ser la vía para corregir posibles imperfecciones del sistema.
La imposición de aranceles tendrá, sin duda, efectos significativos para la economía global. No sólo impactará a los grandes bloques comerciales y a las grandes empresas, sino también y principalmente a millones de consumidores, trabajadores y pequeñas empresas alrededor del mundo. Los efectos serán visibles en el aumento de precios, la interrupción de cadenas de suministro y un clima de incertidumbre que alimentará el proteccionismo a escala global.
Convencida de que el comercio debe ser un instrumento de crecimiento, no de confrontación, la UE ha reiterado su disposición a negociar con Estados Unidos para alcanzar un acuerdo que sea satisfactorio para todas las partes. Ejemplo de ello es la propuesta de aranceles cero para productos industriales entre ambas economías, como señaló ayer la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Esta disposición refleja bien la convicción de la UE: reducir barreras en lugar de levantarlas y construir entendimiento en lugar de incrementar las tensiones.
Mientras se mantiene abierta al diálogo, la UE está preparada para defender sus intereses y responder con medidas para proteger a sus empresas y trabajadores. Ya ha tomado medidas para apoyar a sectores estratégicos, como el del acero y el automotriz.
Este enfoque dual —diálogo constructivo y defensa activa— refleja una política comercial basada en principios. La respuesta europea se apoya en un elemento clave: la unidad. La UE, con su mercado único de 450 millones de consumidores, ha demostrado que la integración económica puede ser fuente de estabilidad y prosperidad. Esta fortaleza colectiva es su mayor activo en un entorno internacional cambiante.
Como parte de su compromiso con el libre comercio como motor de prosperidad global, la UE seguirá fortaleciendo y expandiendo su red comercial a través de acuerdos comerciales modernos y justos con socios alrededor del mundo, como México, con quienes compartimos valores y una visión del comercio como palanca de desarrollo sostenible. Es por ello que los líderes de la UE han subrayado particularmente la importancia de avanzar en la modernización del acuerdo con México, cuyas negociaciones concluyeron a inicios de este año.
El Acuerdo Global UE-México modernizado eliminará aranceles, facilitará el comercio y las inversiones, brindando nuevas oportunidades económicas a ambas partes. Esto, sin duda, reforzará la competitividad de empresas europeas y mexicanas. Con la firma de nuestro acuerdo renovado, México y la UE enviarán una poderosa señal al mundo en tiempos de incertidumbre.
En la UE estamos convencidos de que el libre comercio puede contribuir a la prosperidad compartida y al desarrollo sostenible. Es por ello que, con una visión clara de sus principios y valores, la UE se mantiene como una firme defensora del comercio abierto, justo y basado en reglas. Porque el libre comercio no debe ser una amenaza, sino una oportunidad para construir un futuro más próspero, inclusivo y sostenible para todos.
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