Discurso de la Alta Representante/Vicepresidenta Federica Mogherini en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

11.09.2019
Ciudad de México

Discurso de la Alta Representante/Vicepresidenta Federica Mogherini en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

Ciudad de México, 11 de septiembre de 2019

Sólo dará fe el texto pronunciado.

Muchas gracias por invitarme a esta maravillosa Universidad. Estuve en México hace unos tres años. Para mí era importante regresar antes del final de mi mandato como Alta Representante de la Unión Europea, que termina el próximo mes.

Quería conocer al nuevo gobierno, pero también y sobre todo quería regresar porque, en aquella visita al comienzo de mi mandato, había hecho una promesa. Prometí que pondríamos a México y a toda América Latina en el centro de nuestra política exterior.

Quería que, cuando los europeos habláramos de "relaciones transatlánticas", realmente viéramos todo el continente de este lado del Atlántico y no solo a Estados Unidos. Creo que en estos años podemos decir que hemos cumplido la promesa.

Hace cinco años, Europa estaba totalmente centrada en las crisis que rodeaban nuestro continente, desde Siria y Libia hasta Ucrania. Estas son crisis que aún no se han terminado y en las que seguimos trabajando a diario. Juntos, con nuestros socio y en primer lugar las Naciones Unidas. Pero en estos años, comprendimos que centrarse en las crisis es fundamental pero no es suficiente.

Si queremos enfrentar los conflictos y desafíos de nuestro mundo de la mejor manera posible, necesitamos alianzas sólidas. Necesitamos amigos y socios en los que podamos confiar, que compartan nuestra propia visión del mundo, nuestros objetivos y nuestros valores.

México es uno de estos socios y amigos. Y puedo decir con gran satisfacción que en los últimos años hemos desarrollado una relación especial y privilegiada con México y los mexicanos.

El motivo es importante y simple. México no es solo un socio clave en el hemisferio occidental a nivel político, diplomático y económico. La Unión Europea es el tercer socio comercial de México y el segundo inversor en el país, pero lo más importante es que compartimos los mismos valores fundamentales. Ambos queremos preservar el sistema multilateral, en un momento en que otros razonan demasiado en una lógica de confrontación y rivalidad.

Los europeos, como los mexicanos, creemos en un sistema de relaciones internacionales basado en la colaboración y no en la confrontación. Creemos que ante una crisis como la de Venezuela, no hay una solución militar, porque la única salida real de la crisis debe ser pacífica y democrática. Compartimos también la misma preocupación por el clima y el deseo de construir un modelo de desarrollo más sostenible.

Europa y México están geográficamente muy lejos pero estamos del mismo lado. Seguramente del mismo lado de la historia. Estamos del mismo lado en los grandes problemas mundiales, porque compartimos las mismas aspiraciones y los mismos ideales.

Durante los siglos, los pueblos de Europa y el pueblo mexicano han compartido la misma historia. Es una historia que ha conocido momentos de crisis profunda a los que siempre ha seguido, sin embargo, un renacimiento democrático.

Hay arte para unirnos, y es suficiente para mí pensar en Frida, que es un ícono para nosotros en Europa casi tanto como aquí en México.

Pero aún más, compartimos la misma aspiración por una democracia más justa e inclusiva, por la justicia social, por una economía que garantice – a todos y todas – la oportunidad de realizar su potencial.

Este sentido de valores compartidos está vivo y es más fuerte que nunca. En los últimos años hemos construido una relación especial y privilegiada con México y los mexicanos, tanto en las relaciones bilaterales, como a nivel regional y global.

En primer lugar, en las relaciones bilaterales entre México y Europa, México ha sido parte del grupo de países con los que estamos negociando una nueva generación de acuerdos de asociación. No se trata de simples acuerdos de libre comercio: son compromisos amplios que crean nuevos derechos para nuestros trabajadores, nuevas protecciones ambientales y nuevas oportunidades de cooperación política.

El futuro Acuerdo con México será uno de los más avanzados que la UE suscribe con sus socios – precisamente porque es un acuerdo inspirado no solo en nuestros intereses económicos, sino también en nuestros valores compartidos. Hemos decidido rechazar el proteccionismo pero también tratar de gobernar la globalización para hacerla más sostenible, más ecológica y más justa.

La nuestra es una asociación que va más allá del comercio. Y también queremos fortalecer nuestra colaboración en muchos otros desafíos comunes.

Por ejemplo, la lucha contra el crimen organizado, con lo que también tratamos los europeos y que tiene una dimensión internacional que solo podemos tratar juntos. Pero también la lucha contra la corrupción, contra la impunidad, la protección de los derechos para todos y todas, y la defensa de los periodistas y la libertad de prensa, que su gobierno ha establecido como prioridades.

Muchos de estos desafíos tienen un claro componente regional y global – y nosotros, los europeos, como los mexicanos, estamos convencidos de que la cooperación a escala regional y global es fundamental para construir un desarrollo verdaderamente sostenible.

La Unión Europea fue uno de los primeros socios en manifestar su apoyo al Plan de Desarrollo Integral para El Salvador, Guatemala, Honduras y México – un apoyo no solo político, sino también económico. Hemos contribuido con 7 millones de euros para proyectos en los cuatro países, relacionados con la seguridad alimentaria, el desarrollo rural y la creación de empleo.

Compartimos plenamente su objetivo de reducir las desigualdades sociales en la región y también de ofrecer a todos la oportunidad de construir un futuro digno en su propio país, sin ser impulsados a emigrar.

Durante mi visita a México, propondré desarrollar una cooperación más estrecha en la defensa del ordenamiento multilateral, especialmente en el seno de las Naciones Unidas y de la Organización Mundial del Comercio.

Si pensamos en lo que está sucediendo en la Amazonía, o en los huracanes que devastan cada vez más el Caribe, está claro que estos son desafíos demasiado grandes para cada una de nuestras naciones, si no unimos fuerzas entre países y continentes.

En los últimos años, los europeos hemos ayudado a apagar incendios en diferentes partes de América Latina y puesto a disposición nuestros sistemas satelitales, que se encuentran entre los más avanzados del mundo, para planificar los esfuerzos de ayuda después de un desastre natural. Pero si queremos evitar los desastres de mañana, debemos reducir las emisiones y frenar el calentamiento a nivel mundial.

El mismo concepto de cooperación regional y global se aplica a la lucha contra las desigualdades o para enfrentar las grandes crisis de nuestro tiempo, como la de Venezuela. Es por eso que queremos intensificar las oportunidades de diálogo y cooperación entre la Unión Europea y México, incluso en formatos regionales y multilaterales. La próxima semana, por ejemplo, firmaremos una Declaración Conjunta con la Alianza del Pacífico precisamente para intensificar nuestra cooperación a nivel de organizaciones regionales.

Vuelvo a México después de tres años, orgullosa del trabajo que hemos hecho juntos. Pero, sobre todo, vuelvo sabiendo que nuestra amistad tiene un potencial extraordinario e infinito. Tenemos un acuerdo ambicioso para completar y podemos explorar nuevas formas de cooperación a nivel regional y multilateral.

Los europeos vemos a México como un socio clave, con un papel único en la región y en el mundo. Es una gran economía y el décimo país del mundo por población, donde los jóvenes entre 15 y 25 años son el grupo de edad más grande. Es un desafío enorme pero al mismo tiempo una gran oportunidad para el país, la región y el mundo. Es un puente entre el norte y el sur del continente americano, entre océanos y culturas. Pero sobre todo México es un país amigo que comparte nuestros valores y nuestras aspiraciones. En estos años, los europeos hemos decidido invertir en nuestra amistad. En un mundo más difícil y conflictivo, necesitamos socios y amigos como México.

Ustedes representan el presente y el futuro de México. Hoy estoy aquí también para pedirles que continúen invirtiendo en nuestra amistad y en la relación especial entre México y Europa.

Muchas gracias.

Links to the speech will be made available at a later stage.