¿Qué significa para la UE la «Asociación Económica Integral Regional»?

19/11/2020 - blog del AR/VP - Los diez países de la ASEAN y cinco países de Asia y el Pacífico (China, Japón, Corea, Australia y Nueva Zelanda) acaban de lograr un acuerdo comercial importante que abarca el 30 % de la población y del PIB mundiales. Como Unión Europea, acogemos con satisfacción una integración económica multilateral basada en normas y deberíamos ser proactivos mediante el refuerzo de nuestro compromiso en y con la ASEAN y la región indopacífica.

«La región indopacífica tiene una importancia estratégica. Debemos reforzar nuestro compromiso para garantizar que se escuche nuestra voz».

Con la firma de la Asociación Económica Integral Regional se ha creado la mayor zona de libre comercio del mundo, que va desde la frontera de Kazajistán hasta el Pacífico Sur. Esta firma ha dado lugar a numerosos titulares, en particular por la magnitud del acuerdo, el papel destacado de China y el hecho de que los Estados Unidos y la India no sean parte. Los acuerdos comerciales rara vez se refieren únicamente al comercio: también tienen ramificaciones políticas más amplias. 

La región indopacífica tiene una importancia estratégica para nosotros. Debemos reforzar nuestro compromiso para garantizar que se escuche nuestra voz y que la arquitectura global de la cooperación regional siga siendo abierta y basada en normas. 

En Europa, algunos pueden preguntarse si hemos perdido una oportunidad. ¿Es la Unión Europea más débil porque quince países hayan firmado un acuerdo de libre comercio sin nosotros? La respuesta es no. Y también creemos en un comercio libre y justo y en el multilateralismo como el camino para conseguirlo, de modo que nos alegra que otros también sigan esta vía para reforzar su propia prosperidad. Al crecer la economía mundial, la Asociación Económica Integral Regional contribuirá a ofrecer más oportunidades, y no menos, para el comercio con la región, al igual que nuestro propio mercado único les ofrece oportunidades a ellos. Como UE tendemos a celebrar acuerdos de libre comercio más ambiciosos con casi todos los países del mencionado Acuerdo.

Sin embargo, como UE debemos prestar mucha atención y tener presentes los intereses estratégicos en juego: la región indopacífica tiene una importancia estratégica para nosotros. Debemos reforzar nuestro compromiso para garantizar que se escuche nuestra voz y que la arquitectura global de la cooperación regional siga siendo abierta y basada en normas. 

¿Qué es el Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional y qué supone?

El principal efecto de esta Asociación es la agrupación en un único marco de los diversos acuerdos de libre comercio que la ASEAN tiene con los otros cinco países de Asia y el Pacífico. Abarca el comercio de mercancías, pero afecta poco a la reducción de las barreras no arancelarias. Excluye la mayoría de los servicios, y también la agricultura, que es un sector sensible. Se trata de un acuerdo «más superficial» que los acuerdos de libre comercio de la UE ya existentes con la región. Tampoco puede compararse con nuestro propio mercado único. Pero esto no era de lo que se trataba.

Más de 30 rondas de negociación a lo largo de ocho años, numerosas reuniones ministeriales y tres cumbres de los dirigentes han dado lugar a un logro significativo y, como dijeron los dirigentes asiáticos el domingo, ha supuesto «un megaacuerdo comercial regional sin precedentes que engloba una combinación diversa de economías desarrolladas, en desarrollo y menos desarrolladas de la región».

 El calendario del acuerdo también es significativo: se trata de una muestra del compromiso de los miembros con la inversión y el comercio basados en normas en la era de las recompensas y represalias unilaterales.

Si bien en la UE seguimos estudiando sus veinte capítulos, 510 páginas y anexos, está claro que sus logros aparentes residen más en su alcance que en la profundidad de su cobertura: el 30 % de la población y del PIB mundiales, el 28 % del comercio mundial y cinco miembros del G-20. Una ventaja importante será la armonización de las normas de origen, que también ayudará a las empresas europeas en la región, permitiendo que las empresas transporten productos más fácilmente por toda la región sin enfrentarse a criterios de normas de origen diferentes para cada etapa del proceso de fabricación o en cada país atravesado. Esto reducirá los costes para todas las empresas con cadenas de suministro que se extienden por toda la región. El acuerdo también avanza en lo que respecta a los derechos de propiedad intelectual.  Al mismo tiempo, parece que en este acuerdo no se abordan los derechos laborales ni las normas medioambientales, que forman parte de los acuerdos de libre comercio de la UE.

El calendario del acuerdo es significativo: se trata de una muestra del compromiso de los miembros con la inversión y el comercio basados en normas en la era de las recompensas y represalias unilaterales. Se produce asimismo en un momento en que todas las economías buscan formas de recuperarse de los estragos de la COVID-19. Más concretamente, los signatarios han destacado que este acuerdo muestra su compromiso con el desarrollo inclusivo y sostenible, la creación de empleo y el refuerzo de las cadenas de suministro regionales. Todos compartimos estos objetivos.

La UE y la ASEAN: una asociación de importancia estratégica

Nuestros lazos económicos con el sudeste asiático son sólidos. Durante muchos años, la UE ha sido la mayor fuente de flujos de inversión extranjera directa en la ASEAN y uno de sus principales socios comerciales.  Ya hemos celebrado destacados acuerdos de libre comercio con Singapur y Vietnam, así como con Japón y Corea, y hay negociaciones en curso con varios países más, entre ellos Indonesia, Australia y Nueva Zelanda.  Estos acuerdos han contribuido a sostener el comercio a pesar de la pandemia, por ejemplo, merced a un importante aumento de las importaciones procedentes de Singapur de productos químicos orgánicos y productos farmacéuticos esenciales.  

 Habida cuenta de todo lo que está sucediendo en el mundo, consideramos que la ASEAN es un socio natural y un defensor afín de la integración regional y el multilateralismo.

Al mismo tiempo, tenemos que ir más allá. Con la ASEAN tenemos grandes ambiciones para ampliar nuestro compromiso, desde el comercio hasta la conectividad, desde la transformación digital hasta los esfuerzos conjuntos para promover la seguridad regional y mundial. Tenemos la esperanza de poder elevar nuestra cooperación en breve al nivel de una asociación estratégica. Habida cuenta de todo lo que está sucediendo en el mundo, consideramos que la ASEAN es un socio natural y un defensor afín de la integración regional y el multilateralismo.

La región indopacífica: ¿qué equilibrio y qué normas?

Dadas las numerosas crisis de seguridad en nuestra vecindad, inevitablemente tengo que centrar la mayor parte de mi atención en acontecimientos que se producen cerca de nuestras fronteras. Sin embargo, estoy convencido de que Asia y el Pacífico forman parte de nuestra vecindad económica.  Por lo tanto, estamos interesados en el desarrollo de la región.

El Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional demuestra el éxito de la ASEAN a la hora de situarse en el centro de su región, a pesar de la tendencia de las grandes potencias a desplegar su peso alrededor. La ASEAN también ha desarrollado una «perspectiva sobre el indopacífico» (enlace externo), que, en un contexto de crecientes tensiones políticas y de seguridad, hace hincapié en la necesidad de que la región siga siendo abierta, estable, inclusiva y basada en normas. Está claro que la región indopacífica será la más dinámica del mundo y el centro del crecimiento en las próximas décadas. El éxito de la región en la gestión de la pandemia de COVID-19, sobre todo en comparación con Europa y los Estados Unidos, ha reforzado aún más esa tendencia. 

 La UE debería colaborar más estrechamente con la región indopacífica en sentido amplio. Como en otros lugares, la cuestión clave es saber cuál será la naturaleza del orden regional.

Estoy decidido a ampliar nuestra cooperación con la ASEAN y a desarrollar nuestra propia visión de la manera en que la UE debería colaborar en la región indopacífica en sentido amplio. Como en otros lugares, la cuestión clave es saber cuál será la naturaleza del orden regional. Como he dicho anteriormente, las normas acordadas hacen que los Estados sean seguros, las personas libres y las empresas dispuestas a invertir (enlace externo).

Hace años, en febrero de 2015, el presidente Obama dijo al firmar el Acuerdo de Asociación Transpacífico que los acuerdos de este tipo nos permiten «escribir las normas del camino hacia el siglo XXI».  Pero la historia tomó otro rumbo cuando el presidente Trump se retiró del Acuerdo de Asociación Transpacífico en los primeros días de su mandato (que siguió de todos modos adelante, sin los Estados Unidos, y se convirtió en el CPTPP (enlace externo)).

Ahora, casi cuatro años después, y al final del mandato del presidente Trump, los Estados Unidos se encuentran de nuevo fuera de la celebración de otro megaacuerdo comercial. Muchos han comentado las consecuencias más amplias de estas decisiones. De hecho, un documento (enlace externo) del Peterson Institute for International Economics ha sugerido que «las salidas [de la India y de los Estados Unidos] reflejan motivos similares en ambos países, en particular las políticas nacionalistas, por una parte, y el temor a perder terreno frente a China en la competición económica y estratégica, por otra». 

La aparición de esta gigantesca zona de libre comercio asiática también debería ser un incentivo decisivo para que África y América Latina aceleren sus planes de integración regional. Sin duda, el tamaño del mercado y las normas comunes establecidas por el Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional tienen un efecto directo en el clima de inversión en las economías emergentes. África y América Latina deben hacer ambas cuanto esté en su mano para adaptarse a un nuevo entorno competitivo.

La globalización no está muerta. Los asiáticos nos muestran que pueden adaptarse a ella y darle forma gracias al multilateralismo. Los europeos deben ser proactivos en la zona indopacífica y tener una posición con respecto a China firme, aunque también abierta. Al igual que Japón, un signatario del Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional y uno de nuestros principales aliados.

En todo esto, debemos recordar que no somos compartimentos estancos: realizamos intercambios comerciales tanto dentro de nuestras fronteras como entre nosotros y compartimos muchos retos. Esta es la razón por la que la UE debe intentar trabajar con sus socios en Asia y los Estados Unidos para redactar las normas del siglo XXI de manera abierta y colaborativa.

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