Bielorrusia: la violencia debe cesar y el régimen, cambiar

13/08/2020 - La situación en Bielorrusia se ha convertido en un motivo de profunda preocupación. Tras las elecciones presidenciales del domingo pasado, Alexander Lukashenko y las autoridades bielorrusas deben poner fin a la represión contra el pueblo bielorruso y entablar negociaciones con la sociedad en su conjunto. En los últimos meses, los bielorrusos han demostrado claramente que anhelan la democracia y el respeto de los derechos humanos. Para seguir ahondando en las relaciones entre la UE y Bielorrusia es condición previa que se produzca un cambio político sustancial.

«Pedimos encarecidamente a las autoridades bielorrusas que pongan fin a la violencia, liberen a todas las personas detenidas arbitrariamente y entablen un diálogo con la sociedad».

Europa desea unas relaciones mutuamente beneficiosas con sus vecinos orientales

Tras la Guerra Fría, que dividió a los europeos durante más de cuarenta años, y el período de inestabilidad que siguió a la disolución de la antigua URSS, uno de los principales objetivos de la política exterior europea ha sido el desarrollo de relaciones mutuamente beneficiosas con nuestros vecinos orientales. Desde hace ahora once años, la Unión trabaja en una ambiciosa Asociación Oriental con seis países de la región, entre ellos Bielorrusia.

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Con sus 9,5 millones de habitantes, Bielorrusia, que linda con Polonia, Letonia y Lituania, es un elemento clave de nuestra política de vecindad. Sin embargo, las relaciones entre la Unión Europea y este país sin litoral solo pueden prosperar plenamente si se respetan los derechos humanos fundamentales y las normas básicas de la democracia. Desgraciadamente, este solo ha sido el caso hasta ahora en contadas ocasiones.

«Bielorrusia, que linda con Polonia, Letonia y Lituania, es un elemento clave de nuestra Asociación Oriental»

Alexander Lukashenko llegó al poder en Bielorrusia en 1994, cuando el país se independizó por primera vez en su historia. En los años siguientes, las libertades fundamentales y los principios democráticos fueron ignorados y vulnerados abiertamente. Esto llevó a la UE a adoptar medidas restrictivas contra el régimen tras las elecciones de 2010.

Una trayectoria más positiva desde 2015

Sin embargo, en 2014 y 2015, las autoridades bielorrusas desempeñaron un papel constructivo en la crisis ucraniana al negarse a refrendar las sanciones impuestas por Rusia a Ucrania y al facilitar la celebración de los denominados Acuerdos de Minsk I y Minsk II. La posterior liberación de presos políticos en agosto de 2015 permitió luego a la Unión suspender la mayor parte de las medidas restrictivas en vigor. Desde entonces, fuimos testigos de una trayectoria más positiva en nuestras relaciones y Bielorrusia se convirtió en un participante más activo de la Asociación Oriental.

La Unión Europea puso en marcha un paquete de medidas de apoyo económico y cooperación, en particular a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD). Asimismo ayudamos al país a prepararse para convertirse en miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Entre 2014 y 2020 se asignaron a Bielorrusia más de 170 millones de euros a través del Instrumento Europeo de Vecindad. Se crearon varios programas de intercambio para jóvenes, investigadores y profesionales a fin de aumentar los contactos interpersonales. El pasado mes de julio entró en vigor un acuerdo por el que se facilita el acceso de los ciudadanos bielorrusos a los visados de la UE. Las últimas medidas restrictivas aún en vigor debían expirar en febrero de 2021.

Se impidió la participación de candidatos potenciales

Lamentablemente, en los últimos meses se han ido deteriorando el proceso y los derechos democráticos en el período previo a las elecciones presidenciales. Se encarceló a candidatos potenciales o se les impidió participar imponiéndoles medidas restrictivas por motivos políticos. Asimismo, se intensificó la represión de opositores políticos y medios de comunicación independientes, blogueros y activistas.

Contrariamente a lo ocurrido en elecciones anteriores, las autoridades no cursaron una invitación oportuna a la OSCE para que enviara observadores a las elecciones. Expresamos en reiteradas ocasiones nuestra preocupación ante estos abusos (véase aquí, aquí o aquí).

El endurecimiento del régimen se ha visto agravado en las últimas semanas por el brote de COVID-19 y sus profundas consecuencias económicas y sociales. La pandemia ha golpeado con especial dureza al país en parte porque las autoridades bielorrusas no se la tomaron en serio desde el principio.

«El deterioro del clima político culminó en unas elecciones que no fueron ni libres ni limpias y desembocó en un estallido de violencia represiva»

El deterioro del clima político culminó en unas elecciones que no fueron ni libres ni limpias, seguidas de un estallido de violencia represiva, cuando el pueblo bielorruso manifestó valientemente su desconfianza en el resultado anunciado y su deseo de cambio.

Esta situación ocasionó al menos una víctima mortal, varios heridos, la detención arbitraria de miles de personas, incluidos periodistas, y la represión de los derechos fundamentales de expresión, como el bloqueo de internet. Svetlana Tijanóvskaya, la candidata de la oposición con mayor apoyo, que había sustituido a su marido aún encarcelado, se vio obligada a refugiarse en Lituania.

Tal como manifesté en mi declaración del martes en nombre de la Unión y sus Estados miembros, pedimos encarecidamente a las autoridades bielorrusas que pongan fin a la violencia, liberen a todas las personas detenidas arbitrariamente y vuelvan sin demora a la senda de un comportamiento democrático y pluralista adecuado entablando un diálogo con la sociedad.

Reconsiderar las relaciones con Bielorrusia

De lo contrario, tendremos que reconsiderar nuestras relaciones con Bielorrusia y, en última instancia, adoptar sanciones contra los responsables de la violencia, las detenciones arbitrarias y la falsificación de los resultados electorales. Debatiremos esta cuestión el viernes 14 durante la sesión extraordinaria del Consejo de Asuntos Exteriores que he convocado. Por supuesto, apoyamos la soberanía y la independencia de Bielorrusia, pero no podemos afianzar nuestras relaciones ignorando flagrantes violaciones de los derechos humanos y de las libertades políticas.

«La UE defiende en todas partes la democracia y los derechos humanos y debemos evitar que se socaven estos valores»

La UE es una comunidad basada en valores: más allá del caso de Bielorrusia, defendemos en todas partes la democracia y los derechos humanos. Debemos evitar que se socaven estos valores; lamentablemente, en los últimos años observamos esta tendencia en un número creciente de países.

 

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