El Embajador de la Unión Europea en Colombia, Gilles Bertrand, dio el discurso inaugural del Día de Europa en el Centro Felicidad de Chapinero de Bogotá - 9 de mayo de 2025

Queridas, queridos, querides amigos,


Confieso que después de casi cuatro años en este hermoso país, no he logrado dominar el arte colombiano del saludo protocolario. Pero cada una y cada uno de ustedes está aquí hoy con nosotros porque forma parte de la relación profunda y cercana que une a Colombia con la Unión Europea, y les dirijo un saludo muy especial, de corazón, por compartir con nosotros esta celebración del Día de Europa y honrarla con su presencia.


Celebración del Día de Europa que, por primera vez en varios años, tiene lugar en Bogotá. Después de recorrer, con mis colegas embajadoras y embajadores de los países miembros de la Unión Europea, la Amazonía colombiana, celebrando nuestra fiesta continental en Leticia y Puerto Nariño en el 2022, en San José del Guaviare en el 2023 y en Florencia y el Caquetá en 2024, este año decidimos hacer escala en Bogotá, en este estupendo escenario que es el Centro de la Felicidad, nombre ideal para un lugar en el que quisimos reunir a nuestros aliados más preciados con las voces y las experiencias de todo el país. Estamos profundamente agradecidos con la Alcaldía de Bogotá, con usted, Alcalde, con su Secretario de Cultura Santiago Trujillo y con su maravilloso equipo, por habernos ofrecido esta hermosa oportunidad.


La idea, como bien se pueden imaginar, no es dar la espalda a los territorios apartados del país, al arco amazónico, al Nariño, al Cauca, al resto de la costa pacífica, donde la Unión Europea y sus países miembros llevamos años apoyando los esfuerzos de la sociedad civil, de las comunidades, de las autoridades locales para construir paz, conservación ambiental, desarrollo económico y progreso social. Al revés: hemos querido traer aquí un muestreo, unas de las alianzas más significativas que hemos generado a lo largo de años de trabajo en estas hermosas regiones de Colombia, que hemos tenido la suerte de conocer y de aprender a amar. También tender puentes entre nuestros socios en todo el país, darles la oportunidad de conocerse, con nuestra plena confianza en ustedes por afianzar lazos, imaginar alianzas, construir proyectos y sostenibilidad hacia el futuro. Y esperamos les guste esta experiencia multisensorial: con la belleza del barniz de Pasto, los aromas de los cacaos finos, la música de Mabiland que nos llega de Quibdó, y a continuación unos exquisitos sabores de paz, desde la hermosa tierra del Guaviare.


También hemos querido celebrar nuestra larga trayectoria común de inversión y de intercambios comerciales, y los nuevos horizontes que estamos abriendo a través de nuestra estrategia Global Gateway, para navegar juntos, actores públicos, empresas y bancos, de Europa y de Colombia, la transición digital y la transición verde – y lograr nuestra ambición común de no dejar a nadie atrás.


El stock de inversión extranjera directa de la Unión Europea en Colombia superó los 27.000 millones de euros en el año 2023, posicionándonos como el principal inversor en sectores estratégicos como energía, infraestructura, agroindustria y tecnologías limpias. Como lo hemos conversado aquí mismo esta mañana, durante nuestro Foro de Inversión, las empresas europeas no solo han traído capital, sino también estándares de calidad, transferencia de tecnología y empleo formal. Un buen ejemplo, que celebra nuestra campaña mundial “I’ve got the power”, es nuestra alianza en temas de transición energética. A nivel político, Colombia y la Unión Europea compartimos la ambición de descarbonizar nuestras economías e impulsar la transición verde. Y al nivel de inversiones, las empresas europeas ya llevan el 60% de la capacidad de energía renovable instalada en Colombia, y están listas para invertir hasta 20 mil millones de euros en 175 nuevos proyectos.


Y podría hablar de igual manera de finanzas verdes, de saneamiento de aguas, de transporte sostenible... De digitalización, también: lanzamos hace un par de horas, con algunas y algunos de ustedes, nuestro proyecto “Comunidades Conectadas”, que busca generar una alianza multisectorial para cerrar la brecha digital en zonas rurales en Colombia. En todos estos sectores clave para el futuro de nuestras economías, nuestra apuesta es la misma, en alianza entre actores públicos y privados. Generar las condiciones de confianza necesarias a esas inversiones. Movilizar asistencia técnica a través de nuestra cooperación, préstamos a través de nuestros bancos de desarrollo, garantías para que haya menos riesgos en las inversiones, y mecanismos financieros innovadores para apoyar proyectos más pequeños y hacer llegar la energía, la conectividad, el desarrollo sostenible donde aún no llegan. Les dije desde el inicio: estamos en Bogotá, pero las regiones del país, desde las más afluentes hasta las más atrasadas, siempre nos acompañan.


Hace exactamente 75 años, el 9 de mayo de 1950, el Canciller francés Robert Schuman hizo una Declaración que marcó una nueva era para la paz, la integración y la cooperación en Europa, sentando las bases de la Unión Europea tal como la conocemos hoy. Su ambición era vencer los nacionalismos, construir una Unión a través de cooperaciones concretas, volver la guerra imposible entre las naciones de Europa. Tres generaciones después, la visión de Robert Schuman, Jean Monnet, Konrad Adenauer, Paul-Henri Spaak, Alcide de Gasperi y los otros padres fundadores de Europa se ha hecho realidad. Nos hemos ampliado mucho más allá de los seis países iniciales. Somos una Unión de 27 países, todavía un bicho raro en el mapa de las relaciones internacionales, parte organización internacional y parte Estado federal: con su Parlamento, su Corte de Justicia y su derecho propios, supranacionales. Y creo que ni Robert Schuman ni ninguno de los pensadores de la Unión Europea podían imaginarse que ella llegaría a tener una Canciller, Kaja Kallas, nacida ciudadana de la Unión Soviética.


Este éxito, fruto de tres generaciones de esfuerzos, de crisis y de compromisos, es el orgullo legítimo de los países europeos. Celebramos ayer el octogésimo aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. No la derrota de nuestros hermanos alemanes, italianos y otros, sino la victoria de la paz, de la democracia, del estado de derecho. Y creo que todos y todas aquí, en este momento convulso de la geopolítica mundial, somos profundamente conscientes de la fragilidad de estos edificios, de la necesidad de defenderlos. Con argumentos, por las vías del diálogo y de la cooperación internacional, por supuesto. Pero cuando llega otra vez el tiempo de la intimidación, de la ley del más fuerte, de la guerra híbrida, de la manipulación de la información para tensionar al extremo el debate público, al final destruir el debate público y con él la democracia, pues llega el momento también de dejar atrás la ingenuidad y de defendernos con otros medios. Europa está en un momento así. No solamente Ucrania, sino todo el continente. Y no porque lo hemos provocado o deseado, pero porque miramos sin ilusiones la situación alrededor de Europa, y en el resto del planeta.


Y allí, quiero decir con claridad que Colombia, y de hecho América Latina y el Caribe, pueden contar con nosotros. Igual que ayer e igual que mañana, la Unión Europea – casi me atrevo a decir Europa, hablando también en nombre de nuestros amigos suizos, noruegos, británicos, pero sé que en general no les gusta … – la Unión Europea, entonces, está del lado de la paz, del multilateralismo, de la cooperación entre naciones, de un mundo basado en reglas. Igual que ayer e igual que mañana, la Unión Europea está del lado de la defensa de los derechos humanos, de la necesidad de una transición hacia la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías centrada en el ser humano, de la igualdad entre hombres y mujeres, de la diversidad y del derecho de cada uno y cada una a ser quien es, a pensar lo que piensa, a expresar su potencial en pleno respeto de sus múltiples identidades. Y de la misma manera, no hemos cambiado nada de nuestra determinación a frenar el cambio climático, a detener la pérdida de la biodiversidad, a parar la deforestación de la Amazonía antes de que llegue a autodestruirse – porque desaparecería con ella, además del balance climático del planeta, parte del alma de la humanidad.


Esta agenda positiva, esta agenda de confianza mutua, es la que ambicionamos seguir construyendo con Colombia, uno de nuestros socios más afines en el planeta. Declinando y reforzando nuestros valores compartidos en nuestra amplia agenda de inversión, de comercio, de cooperación en los foros internacionales, de intercambios humanos y universitarios, de cooperación policial y de seguridad, de lucha contra el crimen transnacional, de ayuda humanitaria, de apoyo a los liderazgos sociales y a los defensores y las defensoras de derechos humanos, entre otros.


Aún más: a medida que crecen los desafíos globales, también crece nuestra determinación de seguir siendo un socio confiable, consistente, predecible y con principios y valores sólidos. Mirando con lucidez la situación en el mundo, y haciéndolo en una lógica de solidaridad con nuestros socios cercanos. La que hemos expresado desde hace más de dos décadas apoyando los esfuerzos de paz en Colombia, desde la implementación del Acuerdo de Paz de 2016 a los diálogos con el ELN, las disidencias y los procesos de paz urbana, volviendo a nuestra querida Quibdó. La misma solidaridad que Europa necesita hoy, Señor Vicecanciller, cuando se trata de mantener un frente internacional unido frente a Rusia, para obligarla a considerar seriamente la paz y poner fin a su agresión injustificada contra Ucrania.


Y para concluir, nos alegra inmensamente, este año precisamente, tener la oportunidad de trabajar con Colombia, en su capacidad de presidencia pro tempore de la CELAC, para traer a Santa Marta, los días 9 y 10 de noviembre, a los Jefes de Estado y de Gobierno de nuestros dos continentes. Dos años después de nuestro reencuentro en Bruselas, la Cumbre CELAC-UE de noviembre ofrece precisamente a la Unión Europea y a América Latina y el Caribe la posibilidad de reafirmar nuestros valores comunes, nuestro apoyo a la búsqueda de la paz y al respeto de los derechos humanos, nuestra cooperación para lograr la transición energética, para mejorar la seguridad ciudadana, para seguir construyendo nuestra Alianza Digital, y también nuestro apoyo férreo al éxito de la COP30 de cambio climático en Belém. Dar cuerpo al llamado de nuestra Alta Representante Kaja Kallas a abrir una nueva era en las relaciones entre las dos regiones. Construir una asociación y una verdadera autonomía estratégica conjunta, y transformar estos compromisos en hojas de ruta y en proyectos concretos, que mejoren la vida de nuestros mil millones de ciudadanos y ciudadanas. Y de igual manera, reforzar nuestra capacidad de hablar de una sola voz, porque somos un tercio de los votos en las Naciones Unidas y, si defendemos las mismas posiciones, así sea con una que otra disonancia, es muy difícil dejarnos al lado.


Permítanme robarles unos quince segundos más, para agradecer también a Vanessa, Laura, Carina, Sonia, Diana, Daniel y el increíble equipo de comunicación de la Embajada que, pese a circunstancias internas complejas, ha trabajado sin descanso para ofrecerles este evento, y tantos otros a lo largo de los últimos años.


Del resto, sólo me queda dejarles disfrutar los sabores de paz que nos trae Yul, nuestro cocinero estrella, y agradecerles de nuevo su presencia aquí con nosotros, en ese día especial para Europa.


Qué viva la cooperación entre nuestros continentes.


Qué viva la paz entre las naciones.


Qué viva la paz con la naturaleza.


Qué viva Colombia.


Y qué viva la Unión Europea.