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Discurso pronunciado por el Excmo. Sr. Herman Portocarero, Embajador y Jefe de la Delegación de la Unión Europea en Cuba, en el acto inaugural del XIV Seminario Internacional Tributario: pasado, presente y futuro de la administración tributaria

03.10.2016
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Excelentísima Sra. Ministra de Finanzas y Precios,

Dirigentes y funcionarios de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) y del Ministerio de Economía y Planificación,

Expertos internacionales, especialmente de la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Pública (FIIAPP),

Colegas del cuerpo diplomático,

Señoras y señores:

Es una grata oportunidad compartir unas ideas sobre el tema de este seminario. El apoyo a la actualización, o digamos francamente, la reforma económica, es un eje principal de las actividades de la Unión Europea en Cuba.

Y dentro de ese apoyo el intercambio de experiencias entre nuestras  administraciones públicas para la introducción de un sistema tributario nacional justo y operativo constituye una alta prioridad.

¿Porque es así? Cualquier estado, cualquier gobierno, necesita ingresos para mantener su papel esencial: asegurar servicios a los ciudadanos. En Cuba, con tantos logros en el campo social y con una estructura demográfica similar a la de la Unión Europea y de otros estados más desarrollados el desafío es aún mayor.

La actividad del sector público no puede seguir funcionando solo con donaciones desde arriba. Debe ser sostenible para permitir al Estado continuar subvencionando los programas sociales. Es necesario generar y redistribuir recursos de toda la actividad económica del país, de todos los operadores económicos. Esta es la única vía a largo plazo.

Ello supone dos elementos esenciales: primero, que el sistema tributario, es decir, la ONAT, esté operativa en el país entero; y segundo –y de igual importancia–, que los ciudadanos, cada cubana y cada cubano, entiendan que pagar impuestos es la mejor garantía de que habrá escuela para sus hijos, y hospitales y hogares de ancianos para sus abuelos. Que habrá puentes y carreteras en buen estado. Que el sector público asegure que haya luz y agua para todos.

Para hablar francamente, a nadie le gusta, en ningún país del mundo, pagar impuestos. La primera reacción siempre será: es mi dinero, lo gané yo.

Pero hacer funcionar un sistema tributario supone también que constituya un estímulo para el trabajo productivo y la iniciativa privada. La presión fiscal tiene el reto de incentivar la economía al mismo tiempo de ser progresiva, es decir, asumible y en relación con el nivel salarial o de ingresos del cuentapropista, del agricultor, de la cooperativa, del funcionario y de la pequeña empresa familiar. Todos estos desafíos están por delante.

Quiero aprovechar la oportunidad para agradecer a mis colegas de la Delegación, al Ministerio de Economía y Planificación que coordina el Programa de Intercambio de Expertos en el que se enmarca esta actividad, a los expertos de administraciones tributarias de diferentes países y a la FIIAPP por el trabajo desarrollado en este campo.

Quiero felicitar a la dirección y los integrantes de la ONAT por el trabajo tan profesional que realizan. Ustedes están realmente a la vanguardia de una economía nacional que necesita moverse, precisamente para defender los logros sociales que mencionamos antes.

No pretendemos que la Unión Europea tenga las soluciones ideales para todos estos desafíos ni mucho menos, pero podemos trabajar juntos para seguir definiendo un modelo económico y social con protección social adecuada y con un sector público sostenible.

Diría aún más: estos dos puntos son de verdad el mayor aporte de la Unión Europea al futuro de Cuba. Más allá de las estadísticas y del debate macroeconómico, que muchas veces se pierde en una selva de detalles y de contradicciones, es una visión de sociedad a largo plazo que podemos compartir.

Muchas gracias.

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Remarks
Location

La Habana

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Cuba